Hola a todo el
mundo:
Hoy voy a hacer algo
que pocas veces hice en este blog y que, desde hace algún tiempo,
hago habitualmente en MetalCry: la crítica de un disco. Y no, no es
un disco que no tenga que ver con lo que suelo escuchar y por eso no
lo comento allí. Es un disco de Heavy Metal, lo que pasa es que no
quería hacerlo en la web porque no quería parecer poco objetivo.
Entonces, ¿por qué
no quería hacer la crítica para la web si, por lo que parece,
conozco bien su música? Pues por lo que ya dije, porque no quería
que nadie pensara que me tienen comprado, jajaja.
Con este grupo me
pasó una cosa muy curiosa: primero los vi en la Metal Battle y
después escuché su primer disco. Entonces, aunque el álbum me
gustó, me pareció que no capturaba la fuerza que tienen encima del
escenario, que es mucha, y por eso podríamos decir que, hasta cierto
punto, Anomalía me supo a poco. Sabía que podían hacer algo mucho
más contundente.
Además, desde la
grabación de Anomalía habían entrado en el grupo dos músicos más,
el guitarrista Joel y el bajista Iván, que enriquecieron mucho el
sonido de la banda.
Pero entremos en
materia de una vez, que me estoy yendo por las ramas.
¿A que la portada
mola? Inquietante, oscura, casi aterradora, captura la sensación de
inquietud que el grupo quería mostrar. Y es la mejor portada para un
disco así, que sin ser conceptual, mantiene un mensaje bastante
claro a lo largo de todos los temas que lo forman. A la vez, la
imagen de la locura aparece en varias ocasiones, en las fotos del
libreto (con estos cinco dementes con camisas de fuerza) y también
en un par de canciones en las que la influencia del libro
Los renglones torcidos de Dios es más que notable.
Al escuchar el disco
nos damos cuenta de que el grupo ha sabido mantener las señas de
identidad que siempre han tenido, como son la melodía, los cambios
de ritmo o los estribillos pegadizos, pero añadiendo también una
agresividad mucho mayor, lo que ayuda a que se acerquen más a esa
fuerza que tienen en el escenario.
Dany, su cantante,
ahora canta de forma mucho más agresiva, alternando registros sin
(aparentemente) despeinarse. Además, su labor como letrista ha
quedado muy lograda. En lo que se refiere al trabajo de las
guitarras, es de lo mejor del disco. Eneko es un gran guitarrista y
eso ya había quedado claro en Anomalía, pero ahora se ha unido a él
otro gran guitarrista, Joel, que además aporta una influencia
neoclásica que enriquece el sonido. La base rítmica es de lo mejor
que podemos escuchar en Asturias, porque Iván, el bajista (que toca
con un instrumento de ¡¡siete cuerdas!!) hace un trabajo
impresionante, que encaja a la perfección con el de “Pichi” a la
batería, que hace unos ritmos de mucha complejidad.
El disco empieza con
“Antroagaetofobia”, una intro que nos va introduciendo poco a
poco en el disco, haciendo que vayamos empezando a sentir la
inquietud que subyace en el disco. Este tema da paso al que da título
al disco, una canción que el grupo ya llevaba tiempo tocando en
directo y en la que la influencia de Los renglones torcidos de Dios
es notoria. Un estribillo muy logrado es lo mejor del tema.
Seguimos con otro
tema que el grupo llevaba tiempo tocando en directo. Se trata de su
crítica a la Iglesia, “Mensajeros del horror”, una canción
dura, cañera, furiosa y en la que Dany se marca una inquietante y
casi sacrílega versión del Padre Nuestro.
“Discusión” es
una crítica a la violencia de género, una muestra del compromiso
social del grupo. Es otra canción que ya habíamos podido escuchar
en directo el año pasado, y en ella, vuelven a hacer un estribillo
perfecto para los conciertos.
La siguiente es
quizá, la canción que menos me gusta del disco (no digo que no me
guste, digo que me gusta menos), “Nuestra revolución”. Es otra
canción en la que hacen una crítica muy clara, llamándonos a
comprometernos con la situación social.
Llegamos entonces a
la joya de este disco, el díptico que forman las canciones “2014”
y “2214”, que funcionan como un solo tema cargado de matices, de
partes oscuras y de detalles que nos harán disfrutar un montón.
Se marcan entonces
una versión de unos “chavalines de Zaragoza”: la de “Deshacer
el mundo”, de los Héroes del Silencio, que Black Devil han hecho
propia hasta conseguir que nos guste incluso a los que los Héroes no
nos gustan.
Una crítica muy
clara de los medios de comunicación es “Tras el cristal”, una
canción muy conseguida, con mucha garra y que, personalmente, me
gusta mucho.
Y el disco termina
con “Síndrome del miedo”, otra canción influida por Los
renglones torcidos de Dios, con un estribillo perfecto para los
conciertos.
En definitiva, el
grupo ha dejado atrás los sonidos épicos que tenían temas de
Anomalía, como “Soy dolor” para buscar sonidos mucho más
directos, potentes y agresivos. Puede que eso haya hecho que pierdan
algunos fans (espero que no muchos), pero estoy seguro de que también
ha servido para que ganen muchos más.
Por lo menos, a mí,
me parece uno de los mejores discos que he escuchado en este año.
Si lo que queréis
escuchar, lo podéis hacer en Spotify o en iTunes. Disfrutadlo.
Dos críticas de
este disco: