sábado, marzo 11, 2017

Historia de una barbaridad



Rara vez tengo ocasión de mezclar dos de mis pasiones, la música y la enseñanza. Sin embargo, el jueves día 9 de marzo tuve la oportunidad de hacerlo. Dentro de los actos de cincuenta aniversario del IES Valle de Turón, en el que ahora mismo estoy trabajando, se llevó a cabo una interesante charla-coloquio sobre la música Metal en la zona, que tuvo lugar como un programa especial de Diario de un Metalhead, en el que, además de la gente del programa (María Amor y Larry) y yo mismo, estuvieron varios músicos que son antiguos alumnos del centro (Feal, de Daédrica, Jorge, de Blast Open, Viti, de RedSet, Constan, de Teksuo), y también el director del programa de radio Más madera, Ferre, que también es antiguo alumno. Pero además estuvo Julia Mª Martínez-Lombó, musicóloga que nos dio una visión mucho más completa y global del fenómeno del que estábamos hablando.

Lo de “Historia de una barbaridad” viene de que fue precisamente la palabra “barbaridad” la que utilicé para quitarle seriedad a mi propuesta cuando hablé con el director del centro, José Espiño, para proponérselo. Desde el principio, se mostró entusiasmado por la idea. A partir de ese momento, me puse a contactar, primero con Larry y María Amor, antiguos alumnos también, que, por mucho que digan, fueron los que más aportaron, y de hecho, me queda la sensación de que yo podía (o al menos, debía) haber hecho mucho más antes y, sobre todo, durante el programa.
Ellos fueron los que más hicieron, primero dándonos un espacio para llevar a cabo la mesa redonda, luego haciendo un cartel mucho más currado que el que había hecho yo, y durante el programa, dinamizándolo y aportando opiniones y recuerdos muy interesantes.

Por supuesto, las demás personas que participaron en la charla fueron imprescindibles. Sus recuerdos, opiniones, ideas… todo ello hizo que todo saliera incluso mejor de lo que me había esperado. Caso aparte fue el de Julia que con su profundo conocimiento de la música Metal, no sólo como fan, sino como musicóloga, nos ayudó a entender y contextualizar aquello de lo que estábamos hablando.
Sin embargo, aunque no estuvieron en el programa, hubo algunas personas que hicieron mucho por esta iniciativa:
Las profesoras del Departamento de Música del instituto (Celia y María) dieron difusión a la iniciativa y aportaron ideas. La profesora de Plástica, Pilar, se encargó de compartir en las redes sociales los sucesivos carteles del evento. Por supuesto, el director del instituto nos dio todo el apoyo desde el punto de vista institucional, y los demás docentes del centro nos también nos apoyaron y hablaron del programa en clase para animar a los alumnos a que nos escucharan.
Pero a quienes más agradezco todo esto fue a las personas que estuvieron en el programa, y especialmente a Larry y María Amor, porque sin ellos esto no hubiera sido posible, y fijaos hasta qué punto fueron determinantes, que ahora mismo escribo teniendo como referencia algunos textos de Larry.
Muchas gracias por hacer que la “barbaridad” se hiciese realidad.
  • Aquí os dejo el texto que escribió Larry después, con el enlace para descargar el programa.
  • Y aquí el programa, si lo queréis escuchar mientras leéis este texto :-) :
 

miércoles, marzo 08, 2017

No todos son profesores


Hola a todo el mundo:
Supongo que sabéis que hay un profesor español nominado al Global Teacher Prize, el que está considerado como el premio Nobel de la educación. Se trata de David Calle, un profesor cuya labor se centra en realizar vídeos en internet en los que explica conceptos de Matemáticas, Física, Química y Tecnología.
Desde luego, soy consciente del trabajo que supone hacer vídeos para internet (yo mismo quise hacerlos y lo dejé por el trabajo que suponía) y la labor tan enorme que supone explicar conceptos tan complejos de forma clara y concisa, y sólo por eso ya me parece que es una persona digna de respeto e incluso de cierta admiración como profesional. Sin embargo, no estoy seguro de que estemos hablando de un profesor al uso.
¿Por qué digo esto? Pues porque, aunque lo más conocido y llamativo de la labor docente es precisamente la parte de explicar, la labor de un profesor incluye mucho más que eso. Supone hacer adaptaciones curriculares, buscar actividades para motivar a alumnos que no quieren estar en clase, pasar horas haciendo labores administrativas, tener reuniones y juntas de evaluación que se eternizan porque todos los docentes quieren tomar las decisiones más justas posibles… Y todo eso es, precisamente, lo que le falta a David.
No voy a criticar su labor como divulgador, que me parece encomiable, ni su capacidad a la hora de explicar, que también me lo parece. Pero un profesor debe hacer muchas más cosas, y precisamente por eso, si se le premia, se estará despreciando todo el trabajo que se exige al resto de los profesores del mundo y que él no hace, premiándolo justamente por no hacer lo que los demás profesores debemos hacer como parte de nuestra obligación. 
O, al menos, eso es lo que yo creo. 
Imagen de dominio público tomada de aquí.
Por cierto, ya que hablamos de educación, aquí os dejo un artículo muy interesante elogiando la educación pública.