jueves, diciembre 31, 2015

El Libro del Año 2015

Hola a todo el mundo:
Con el año a punto de finalizar, vuelvo a una de mis sanas costumbres, la de escoger, de entre todos los libros que cayeron en mis garras a lo largo del año, el que más me gustó. Y, la verdad, este año me cuesta mucho elegir.
No es porque no leyera mucho, que, como siempre, he estado leyendo de manera continua, ni porque no leyera buenos libros, que también lo he hecho, sino, simplemente, porque leí tantos libros buenos y recomendables que me cuesta mucho escoger uno.
Me acerqué a la obra del recientemente fallecido Rafael Chirbes, concretamente con Crematorio, una novela considerada la gran obra de la crisis de nuestro país, en la que pululan personajes como esos que mucho tuvieron que ver con el surgimiento de la propia crisis. Pero, aun siendo una novela muy recomendable, no me parece lo mejor que leí.
El último libro que terminé es una novela que es imperdonable que no hubiese leído antes, La ola, de Todd Strasser (con el pseudónimo de Morton Rhue), la novela en la que se basa la película que tantas veces he recomendado a quien quiso escucharme, en la que se cuenta en forma de relato el experimento que, en los años sesenta, llevó a cabo el profesor de Historia Ron Jones. Sin embargo, aunque es un libro que creo que todo el mundo debería leer, y además es muy fácil hacerlo (a mí me duró solo tres días), y también sobre el que todo el mundo debería reflexionar, no me parece lo mejor de este año.
Así que, de entre todo lo que me leí, creo que el reconocimiento como mi Libro del Año 2015 se lo voy a conceder a la Guía del autoestopista galáctico, de Douglas Adams, un divertidísimo y corto libro de ciencia ficción que inicia una saga delirante de cinco libros que se leen con mucha facilidad (no creo que nadie con un mínimo hábito lector necesite más de dos semanas para leerse los cinco libritos que la forman). Se trata de un texto divertido que os puede hacer reíros a carcajadas con las historias de Arthur Dent y sus compañeros de aventuras a través del Universo.
Lo dicho, que este año el libro que más os recomiendo es la Guía del autoestopista galáctico.

lunes, diciembre 28, 2015

El Informe Petras

Muy buenas, camaradas:
¿Alguna vez habéis oído hablar del llamado Informe Petras? Yo tampoco hasta que escuché a Julio Anguita referirse a él hace algunos meses. Este informe, que puede localizarse fácilmente mediante una sencilla búsqueda en Google, fue encargado por el CSIC a James Petras durante el Gobierno de Felipe González para estudiar el modo en el que las reformas gubernamentales habían afectado al mercado de trabajo. Finalmente, el informe no fue publicado por el CSIC, que se desentendió de él, y fue publicado en 1996 en la desaparecida revista Ajoblanco.
En este texto se detalla el proceso de modernización de la economía española que tuvo lugar durante el Gobierno socialista, proceso que se desarrolló a través de tres estrategias, que fueron la liberalización de la economía, la inserción de España en la estructura económica internacional a través de su integración en la Comunidad Europea, y la configuración de un nuevo “régimen regulador” en la economía.
Sin embargo, también se nos explica en él la creciente brecha entre los trabajadores que empezaron su vida laboral entre los años sesenta y setenta, es decir, en un momento de expansión económica, y los más jóvenes, que se unieron al mercado laboral en los ochenta y en los primeros noventa. Frente a los primeros, que consiguieron empleos estables y con unos ingresos bastante aceptables, y que desarrollaron una cohesión social muy profunda, los más jóvenes se encuentran con trabajos inestables, precarios y con sueldos bajos, y todo ello les lleva a un falta de perspectivas que se traduce en una escasa cohesión con los compañeros de unos trabajos que, probablemente, no conservarán mucho tiempo, lo que hace que la sociabilidad ya no se lleve a cabo con los compañeros de trabajo, sino con unos amigos del barrio que poco o nada tienen que ver con la gente del “curro”.
Es decir, que en este texto se nos habla de una generación joven que tiene muchas posibilidades de vivir peor que sus padres.
Pero lo grave es que el Informe Petras no se escribió ahora, sino hace alrededor de veinte años, lo que significa que su autor no solo supo ver lo que estaba pasando en ese momento, sino que explicó muy bien una situación que todavía hoy continúa vigente, desarrollándose y empeorando por momentos.
¿A que ahora todos entendemos por qué ese texto no se publicó en su momento?

sábado, diciembre 26, 2015

Un testimonio interesante

Hola otra vez:
Hace algunos meses tuve la oportunidad de ver Remine, el documental sobre las movilizaciones mineras que hubo allá por el año 2012 en nuestro país. Y desde entonces llevo reflexionando profundamente por el mensaje que se nos transmite con ese rato de película.
Por un lado, desde el punto de vista técnico se trata de un documental en el que se hace uso de un recurso muy poco habitual: se prescinde de la voz en off para no dirigir las conclusiones del espectador. Eso nos permite también escuchar la voz de los protagonistas de la historia sin intermediarios, escuchando su testimonio directamente sin filtro alguno. 
Pero por otro lado, el mensaje está muy claro: se nos habla de lucha, sí, pero también de compromiso, de compromiso con la realidad de unas comarcas y de una región consciente del peso que la minería ha tenido en su Historia. Se nos habla de dignidad, la de quienes no quieren renunciar a lo que (consideran que) es suyo. Se nos habla también de la camaradería entre los trabajadores, y además del valor de la lucha a la hora de hacer que sus reivindicaciones sean escuchadas. La verdad, viéndolo pensaba que las cosas serían muy diferentes si todos los gremios estuvieran igual de unidos y de cohesionados como los mineros.
Al margen de que estemos de acuerdo o no con lo que esos mineros reclamaban, independientemente de que consideremos que tienen razón o que están equivocados, fueron un ejemplo de lucha, y solo por eso vale la pena que nos paremos a reflexionar sobre lo que hicieron.
Y para hacerlo, Remine puede ser un buen punto de partida.

jueves, diciembre 24, 2015

¿Y ahora qué?

Hola a todo el mundo, y felices fiestas.
Como sabéis, el pasado domingo hubo elecciones generales en nuestro país, y en ellas, a pesar de todo el mal que han hecho en estos últimos cuatro años, el partido más votado fue el Partido Popular. Sin embargo, al contrario de lo que proclaman, no fueron votados por la mayoría de los españoles, como se ven en el hecho de que no obtuvieran mayoría absoluta. La mayoría de los españoles optaron por unas opciones muy diferentes, tanto del PP como entre sí.
La segunda fuerza en escaños, pero no en votos, fue el Partido Socialista, un PSOE que cada vez más parece en proceso de desmembramiento, con un líder, Pedro Sánchez, cuestionado y con un carisma muy escaso, lo que se traduce en una creciente pérdida de apoyo de los ciudadanos.
El segundo partido en votos y tercero en escaños es Podemos, al que el desmesurado ego de su líder, Pablo Iglesias, jugó una mala pasada, al impedirle pactar con Izquierda Unida y poder asumir su millón de votos. Ahora, estemos atentos para ver de qué manera continúa su labor.
Al contrario de lo que anunciaban las encuestas, Ciudadanos se quedó como cuarta fuerza política, con muchos menos votos y escaños de los que (ellos mismos) se esperaban. Así, su líder, Albert Ribera, ya no puede presentarse como la figura imprescindible que quería, pero aún así, sigue apareciendo como lo que yo ya me esperaba, un adalid del continuismo en lugar de alguien llamado a liderar el cambio.
Por último, la ley electoral sirvió para que UPyD quedase fuera del Parlamento y que Izquierda Unida, con casi un millón de votos, se quedara con tan solo dos escaños.
Lo que llega ahora es un momento de incertidumbre, porque para gobernar, el PP necesita unos apoyos que difícilmente va a conseguir después de la política que ha desarrollado durante esta última legislatura. Por su parte, el resto de partidos no parece que puedan pactar entre sí debido a las grandes diferencias que hay entre ellos.
Sin embargo, a pesar de todo eso, yo creo que sería deseable un Gobierno de coalición de dos o más partidos, igual que en otros países de Europa, porque eso supondría que estarían representando a un número mayor de ciudadanos. Si en otros países se puede hacer, ¿por qué aquí no?

martes, diciembre 15, 2015

Que no nos engañen

Hola a todo el mundo:
Estamos en un momento muy delicado, en plena campaña electoral y con todos los partidos, los tradicionales y los emergentes, peleando por convencernos de que son los mejores y, sobre todo, de que van a ser los mejores si ganan las próximas elecciones.
Sin embargo, yo ahora me encuentro en un momento en el que no sé ni remotamente a quién puedo votar, pero, como sí tengo a quién no voy a votar, me gustaría recordar algunas cosas que nos han hecho nuestro amigo Rajoy y sus chicos durante los últimos cuatro años, para que a nadie les engañe su retórica mentirosa e interesada.
Llegaron hablando de una “herencia recibida” que nunca ha desparecido de su discurso, refiriéndose hasta el hastío a unos datos del déficit que, si bien eran ciertos, eran no solo culpa del Gobierno anterior, porque buena parte del déficit se debía al déficit de las Comunidades Autónomas, la mayoría de ellas gobernadas por el PP.
Siguieron aprobando una reforma laboral que ha abaratado el despido, precarizado el empleo que se mantiene y que ha institucionalizado la desigualdad y la aparición de trabajadores pobres.
Han llevado a cabo unos recortes salvajes en servicios básicos como Sanidad, Educación o Dependencia, amparándose en la necesidad de austeridad. Se les olvida que hay muchas otras partidas presupuestarias de las que se podría haber recortado (coches oficiales, sueldos de altos cargos y de asesores de confianza, Senado, Diputaciones provinciales…) sin poner en riesgo ni la vida ni el futuro de la ciudadanía.
Han subido el IVA, lo que ha afectado al consumo y, lógicamente, a los ingresos del Estado en forma de impuestos. Por no hablar, claro, de las consecuencias para las empresas de todo tipo que han visto reducidos sus beneficios por la reducción de las ventas debidas a ese incremento del IVA.
Han aprobado la llamada Ley Mordaza, con la que se está poniendo límites a una serie de libertades, empezando por la libertad de expresión, algo que no debería ni siquiera plantearse en un país democrático. Y también aprobaron una ley educativa, la LOMCE (también llamada “Ley Wert”), que seguramente será considerada la ley más dañina para la educación de este país, y cuyas consecuencias pagaremos durante mucho tiempo.
Desde un punto de vista menos inmediato, han dejado de cumplir la Ley de Memoria Histórica (un Gobierno saltándose la ley, ¿os parece normal?), y encima lo hacen diciendo que “no hay que abrir viejas heridas”, dando por hecho que las heridas de quienes no han podido enterrar a sus muertos están cerradas.
Todas estas cosas se me ocurren sin pensar, sin ni siquiera intentar hacer un texto completo con todos los desmanes llevados a cabo por Rajoy y sus secuaces. Sin embargo, creo que es suficiente para concluir que el suyo no ha sido un buen Gobierno.
Puedo aceptar que digamos que Zapatero fue un mal gobernante, sobre todo durante su segunda legislatura. Pero Rajoy no es malo: es directamente destructivo. Su Gobierno va a ser recordado como el que destrozó el Estado del bienestar en España.
Y por eso, cuando el domingo vayáis a votar, recordad todo esto. Por nuestro bien.
Que no nos engañen con sus mentiras.

viernes, diciembre 11, 2015

Qué diferencia

Supongo que sabréis que el domingo en Venezuela las elecciones las ganó la oposición. Claro que lo sabéis, aunque solo sea porque desde entonces los medios de comunicación nos están bombardeando con ello, con el fin del chavismo y del legado de Chávez. Incluso el lunes pudimos escuchar a nuestro Ministro de Asuntos Exteriores hablar del tema en los informativos y tertulias, diciendo que era el fin de un régimen que había sacado adelante todas sus iniciativas sin contar con la oposición gracias a su control de las asambleas (por cierto, ¿a qué me recuerda eso?).
Sin embargo, se habla mucho menos del increíble y preocupante ascenso de la ultraderecha en la primera vuelta de las elecciones regionales en Francia, que nos queda más cerca y, como miembros que son también de la Unión Europea, nos puede afectar más.
Me resulta muy llamativo ese diferente tratamiento de la noticia. Tan importante me parece una como otra, me parecen igual de trascendentes, pero, sin embargo, creo que es mucho más cercano para nosotros y que debería preocuparnos más lo que pasa en nuestro país vecino, y precisamente por eso creo que se debería tratar de forma equiparable. Pero, sin embargo, en los medios no parecen opinar igual.
Por cierto, el domingo encontré en Twitter un mapa en el que se muestra como en muchos de los lugares en los que el partido de Marine Le Pen creció hay también elevadas tasas de desigualdad. ¿Acaso alguien todavía duda de que puede haber una relación?

miércoles, diciembre 09, 2015

En plena campaña

Hola a todo el mundo:
Como bien sabéis, estamos en plena campaña electoral, y por eso la noche del pasado lunes tuvimos un debate que nos quisieron vender como decisivo, pero que, desde mi punto de vista, no lo fue tanto, no solo por las importantes ausencias, como por el hecho de que los candidatos (y quien no lo era), hablaban sobre todo para los que ya están convencidos de votarles.
Sin embargo, es agradable ver que los políticos se acuerdan de dar ideas y de proponer medidas, porque hasta este momento estaba dando la sensación de que se les había olvidado hacerlo. Sí, porque parecían más preocupados por aparecer como cercanos, enrollados y campechanos, para buscar no el voto racional y consciente de ciudadanos que valorasen las propuestas, sino el voto de quien busca votar solo al más guapo o al más majo. Y así vimos a nuestros políticos cocinando con Bertín Osborne, cantando y bailando con Pablo Motos, comentando el fútbol en la radio, o “jugándose la vida” con Jesús Calleja.
La verdad, a veces creo que la política es cada vez más un espectáculo cercano a un concurso de talentos más que la acción de intentar conseguir que los ciudadanos voten a personas que van a tener que tomar decisiones de calado de manera consciente. Y precisamente por eso, los mensajes electorales parecen pasar a segundo plano, dejando el primero para los chascarrillos y la cercanía, buscando convencer no con argumentos, sino con esa misma cercanía.
Qué pena, ¿verdad?

jueves, diciembre 03, 2015

Bankeros y vampiros

Acabo de terminar un libro de cuya presentación os hablé hace varias semanas, Bankia confidencial. Crónica secreta del auge y caída de Bankia, escrito por el periodista Nicolás Menéndez Sarriés, antiguo compañero mío del instituto.
En este libro, escrito con un estilo claro, conciso y didáctico, Nico nos cuenta la Historia de Caja Madrid y el proceso que sufrió a lo largo de más de un siglo, desde que era solo una entidad de carácter casi asitencial hasta convertirse en una de las principales entidades financieras del país, y como se produjo su “caída” y posterior rescate después de varios años de dirigentes más preocupados por sus nóminas que por la gestión eficiente de la entidad.
Una cosa que es de agradecer, y más en tiempos de crispación como los actuales, es que el autor no busca tomar partido, sino que se limita a exponer los hechos, dejando que seamos los lectores los que formemos nuestras propias opiniones, sin intentar orientarlas en un sentido u otro.
Por eso os recomiendo que, si tenéis oportunidad, echéis mano de este texto, que os ayudará a entender no solo lo que sucedió con Bankia, sino también como funcionan las entidades financieras sin dejarnos llevar por los prejuicios más habituales cuando se tratan estos temas.
Hacedme caso: vale la pena.

martes, diciembre 01, 2015

Prejuicios

Desde hace algún tiempo vengo teniendo claro que la gente, en general, se deja llevar por los prejuicios, y eso es algo de lo que se aprovechan medios de comunicación y periodistas sin escrúpulos, que se limitan a abundar en los prejuicios, alimentándolos, y permitiendo que esa misma gente deje el sentido crítico de lado. Os voy a poner un ejemplo:
Hace algunos días, la semana pasada ya, leí un artículo en la web del diario ABC en el que se decía que los docentes españoles no quieren evaluaciones externas ni que se vincule el sueldo a los resultados de los estudiantes. Sin embargo, lo que más me molestó no fue el propio mensaje subyacente en la noticia de los malos que son los profes de la pública (después de todo, yo ya sabía la línea editorial del periódico antes de arriesgarme a leer esa noticia de buena mañana), sino que, en los comentarios, podíamos ver como muchos lectores habían aceptado e interiorizado ese mensaje.
En esos comentarios se repetían las ideas típicas de estos debates: que si los profes de la pública son unos privilegiados con mucho sueldo, muchas vacaciones y poco trabajo, que si no quieren evaluaciones externas es porque no quieren perder privilegios… En fin, lo de siempre.
Y en todos esos comentarios se veían, en primer lugar, un enorme desconocimiento de lo que es el trabajo de un docente (por cierto, invito a cualquiera a acompañarme en mi día a día para que lo conozca de primera mano), que, por supuesto, no se limita a “solo” dar las clases, sino que tiene mucho más. En segundo lugar, se olvida o se desconoce el hecho de que los docentes están sometidos a inspecciones periódicas y también obligados a realizar cursos de formación continua para poder acceder a incentivos salariales (que no en forma de ascensos laborales, que no existen).
Pero por encima de todo esto, lo que más me molestó fue lo del que se quejaba de que, por lo mal que realizan su trabajo los profesores, cada vez hay más “burros con título”. Y entonces me hice la siguiente pregunta:
¿Es que esta buena persona no se da cuenta de que una de las cosas que los docentes no quieren es vincular su sueldo a los resultados del alumnado? ¿Y no comprende que llevar a cabo esa vinculación fomentaría el que se aprobase a gente con notas altas solo para que los (malos) profesores ganaran más, haciendo que, de verdad, hubiera más “burros con título?
¿O es que el prejuicio contra los profesores (en este caso, en otros será contra cualquier otro colectivo al que ataque el Gobierno del PP) no les deja razonar por sí mismos?