martes, noviembre 11, 2014

Demencia total

Hola a todo el mundo:
Hoy voy a hacer algo que pocas veces hice en este blog y que, desde hace algún tiempo, hago habitualmente en MetalCry: la crítica de un disco. Y no, no es un disco que no tenga que ver con lo que suelo escuchar y por eso no lo comento allí. Es un disco de Heavy Metal, lo que pasa es que no quería hacerlo en la web porque no quería parecer poco objetivo.
Porque voy a hablaros del segundo disco de Black Devil, De mentes. Black Devil es un grupo al que he visto en cuatro ocasiones en concierto (en la semifinal asturiana de la W: O: A: Metal Battle Spain 2013, en el Rock in Ría 2013, en el Pure Metal Fest 2013 y, hace unas pocas semanas, en el Diario de un Metalhead Fest 2), hice la crítica de su disco anterior, Anomalía, y encima los entrevisté.
Entonces, ¿por qué no quería hacer la crítica para la web si, por lo que parece, conozco bien su música? Pues por lo que ya dije, porque no quería que nadie pensara que me tienen comprado, jajaja.
Con este grupo me pasó una cosa muy curiosa: primero los vi en la Metal Battle y después escuché su primer disco. Entonces, aunque el álbum me gustó, me pareció que no capturaba la fuerza que tienen encima del escenario, que es mucha, y por eso podríamos decir que, hasta cierto punto, Anomalía me supo a poco. Sabía que podían hacer algo mucho más contundente.
Además, desde la grabación de Anomalía habían entrado en el grupo dos músicos más, el guitarrista Joel y el bajista Iván, que enriquecieron mucho el sonido de la banda.
Pero entremos en materia de una vez, que me estoy yendo por las ramas.


¿A que la portada mola? Inquietante, oscura, casi aterradora, captura la sensación de inquietud que el grupo quería mostrar. Y es la mejor portada para un disco así, que sin ser conceptual, mantiene un mensaje bastante claro a lo largo de todos los temas que lo forman. A la vez, la imagen de la locura aparece en varias ocasiones, en las fotos del libreto (con estos cinco dementes con camisas de fuerza) y también en un par de canciones en las que la influencia del libro Los renglones torcidos de Dios es más que notable.
Al escuchar el disco nos damos cuenta de que el grupo ha sabido mantener las señas de identidad que siempre han tenido, como son la melodía, los cambios de ritmo o los estribillos pegadizos, pero añadiendo también una agresividad mucho mayor, lo que ayuda a que se acerquen más a esa fuerza que tienen en el escenario.
Dany, su cantante, ahora canta de forma mucho más agresiva, alternando registros sin (aparentemente) despeinarse. Además, su labor como letrista ha quedado muy lograda. En lo que se refiere al trabajo de las guitarras, es de lo mejor del disco. Eneko es un gran guitarrista y eso ya había quedado claro en Anomalía, pero ahora se ha unido a él otro gran guitarrista, Joel, que además aporta una influencia neoclásica que enriquece el sonido. La base rítmica es de lo mejor que podemos escuchar en Asturias, porque Iván, el bajista (que toca con un instrumento de ¡¡siete cuerdas!!) hace un trabajo impresionante, que encaja a la perfección con el de “Pichi” a la batería, que hace unos ritmos de mucha complejidad.
El disco empieza con “Antroagaetofobia”, una intro que nos va introduciendo poco a poco en el disco, haciendo que vayamos empezando a sentir la inquietud que subyace en el disco. Este tema da paso al que da título al disco, una canción que el grupo ya llevaba tiempo tocando en directo y en la que la influencia de Los renglones torcidos de Dios es notoria. Un estribillo muy logrado es lo mejor del tema.
Seguimos con otro tema que el grupo llevaba tiempo tocando en directo. Se trata de su crítica a la Iglesia, “Mensajeros del horror”, una canción dura, cañera, furiosa y en la que Dany se marca una inquietante y casi sacrílega versión del Padre Nuestro.
“Discusión” es una crítica a la violencia de género, una muestra del compromiso social del grupo. Es otra canción que ya habíamos podido escuchar en directo el año pasado, y en ella, vuelven a hacer un estribillo perfecto para los conciertos.
La siguiente es quizá, la canción que menos me gusta del disco (no digo que no me guste, digo que me gusta menos), “Nuestra revolución”. Es otra canción en la que hacen una crítica muy clara, llamándonos a comprometernos con la situación social.
Llegamos entonces a la joya de este disco, el díptico que forman las canciones “2014” y “2214”, que funcionan como un solo tema cargado de matices, de partes oscuras y de detalles que nos harán disfrutar un montón.
Se marcan entonces una versión de unos “chavalines de Zaragoza”: la de “Deshacer el mundo”, de los Héroes del Silencio, que Black Devil han hecho propia hasta conseguir que nos guste incluso a los que los Héroes no nos gustan.
Una crítica muy clara de los medios de comunicación es “Tras el cristal”, una canción muy conseguida, con mucha garra y que, personalmente, me gusta mucho.
Y el disco termina con “Síndrome del miedo”, otra canción influida por Los renglones torcidos de Dios, con un estribillo perfecto para los conciertos.
En definitiva, el grupo ha dejado atrás los sonidos épicos que tenían temas de Anomalía, como “Soy dolor” para buscar sonidos mucho más directos, potentes y agresivos. Puede que eso haya hecho que pierdan algunos fans (espero que no muchos), pero estoy seguro de que también ha servido para que ganen muchos más.
Por lo menos, a mí, me parece uno de los mejores discos que he escuchado en este año.

Si lo que queréis escuchar, lo podéis hacer en Spotify o en iTunes. Disfrutadlo.

Dos críticas de este disco:

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