Hola a todo el
mundo.
Supongo que el otro
día escucharíais al presidente de la CEOE decir que en España los sueldos no han bajado. Vamos, que cuando alguien nos dice que los
sueldos están bajando nos engaña. Y que si tenéis la sensación de
que cobráis poco y que vuestro poder adquisitivo es cada vez menor,
es todo producto de vuestra imaginación, locuel@s.
Sobre esas palabras
no voy a hacer ningún comentario, porque sería muy fácil y porque,
además, sabéis de sobra mi postura al respecto.
Sin embargo, sí que
me gustaría comentar otra cosa: esas declaraciones de los “expertos”
de la OCDE que ahora por fin dicen que los bajos salarios no van a ayudar a que salgamos de la crisis. Sí, esa obviedad la dijeron unos
supuestos expertos que, seguramente, cobran bien por hacer su
trabajo. Los mismos que hasta hace nada nos decían que teníamos que
cobrar menos.
Pues ahora, yo
mismo, que no soy ni de lejos un “experto” en economía os voy a
decir, de la forma más sencilla y didáctica de que sea capaz, por qué creo que los sueldos no deberían bajar. Pero no es una teoría novedosa, es algo que cualquiera con dos dedos de frente, sentido común y un mínimo
de vergüenza ya habrá dicho antes (puede que hasta yo mismo
lo dijera en algún momento, pero desde luego lo dijo gente que sabe
mucho más que yo del tema):
En primer lugar, si
la gente cobra poco (o nada), consume poco. Si se consume poco, la
demanda baja. Si la demanda es baja, hace falta producir menos. Si se
produce menos, hacen falta menos trabajadores, lo que supone dos
consecuencias: por un lado, si hay menos trabajadores, sube el paro;
por otro, el trabajador que pierde su empleo, al tener menos dinero,
consumirá poco. Esa disminución del consumo llevará a la
disminución de la demanda… Y vuelta a empezar.
Sin embargo, si la
gente tiene salarios razonablemente buenos, podrá consumir, lo que
hará aumentar la demanda y con ella, la necesidad de producción.
Ese aumento de la producción estimulará la contratación de
trabajadores que tendrán dinero para gastar, consumiendo más,
aumentando la demanda… Y, en definitiva, estimulando la economía.
¿A que es fácil?
Y para decir esto no
hace falta ser ningún experto de la OCDE.
Basta con tener
sentido común.
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