Desde hace algunas
semanas, en los medios de comunicación escuchamos hablar de ISIS, el
llamado Estado Islámico de Irak y Siria, que, en realidad, es un
grupo terrorista yihadista, escindido de una al-Qaeda que lo
considera demasiado radical (¡!), que en estos tiempos está siendo
conocido por sus ejecuciones de periodistas occidentales, pero
también por sus ataques a otros musulmanes, y que, por supuesto, no
es, ni mucho menos, representativo de lo que es el Islam o de la
forma de pensar de las personas de religión musulmana. Sin ir más lejos, ayer mismo escuchamos que en nuestro país se ha subido el nivel de alerta antiterrorista y que Obama quiere dirigir una coalición internacional para enfrentarse a esos terroristas.
Y cada vez hay más
noticias sobre ese grupo terrorista, por sus intereses por extenderse no solo por Oriente Próximo, sino, con el tiempo, por el norte de
África e incluso por la Península Ibérica.
Pero creo que lo
verdaderamente peligroso de este grupo terrorista no es eso, sino el
hecho de que nos demuestra que, usando de forma muy inteligente los
nuevos medios de comunicación, se está llevando a cabo una labor de
proselitismo que hace que jóvenes occidentales, de origen musulmán,
sí, pero, por ejemplo, británicos, hijos de inmigrantes de religión
musulmana pero no especialmente religiosos que hicieron un enorme
esfuerzo de integración, se radicalicen y quieran iniciar la Yihad.
Yo creo que esa
radicalización de los jóvenes puede tener que ver con esa búsqueda
de referentes que hace que en ciertos lugares de los suburbios de
Estados Unidos o América Latina otros jóvenes se unan a bandas,
para encontrar unos referentes que les hagan sentirse parte de algo,
llegando a radicalizarse y volcarse en la violencia
Para los países de
cultura árabe, la eclosión de ISIS es la demostración de que en
ciertos casos, la Primavera Árabe no tuvo los efectos deseados. Pero
para Occidente el peligro viene no solo de que los radicales puedan
atacar a periodistas, cooperantes o, en general, trabajadores
occidentales que estén allí, sino de que esos jóvenes occidentales
radicalizados, que se formaron en la violencia y el odio en lugares
de Irak, pueden volver a sus países de origen a atentar.
Pero como comentaba estos últimos días con algunas personas, por mucho que ISIS quiera presentarse como un "Estado" no lo es, y por lo tanto no es posible que pueda controlar amplios territorios de manera efectiva y permanente, ni mucho menos que llegue a conquistar territorios como la Península Ibérica. Su peligro para nosotros viene de la posibilidad de que personas formadas en él (o inspiradas por él) puedan atentar, no de que nos puedan conquistar.
Pero como comentaba estos últimos días con algunas personas, por mucho que ISIS quiera presentarse como un "Estado" no lo es, y por lo tanto no es posible que pueda controlar amplios territorios de manera efectiva y permanente, ni mucho menos que llegue a conquistar territorios como la Península Ibérica. Su peligro para nosotros viene de la posibilidad de que personas formadas en él (o inspiradas por él) puedan atentar, no de que nos puedan conquistar.
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