miércoles, septiembre 24, 2014

El aborto de la ley

Hola a todo el mundo.
Supongo que ya sabéis que la contrarreforma de la Ley del Aborto que quería aprobar Gallardón al final se ha paralizado y que él decidió dimitir de manera inmediata. Y, para todos los que creemos en que no se puede hacer política con cosas tan graves, todo eso es una buena noticia.
Sin embargo, también vimos ayer como los mismos antiabortistas en los que se había apoyado Rajoy para criticar la ley en vigor cuando fue aprobada en tiempos de Zapatero y que lo habían apoyado ahora, pues se manifestaron para protestar contra esa marcha atrás. Lo cual, por cierto, era de esperar.
Porque, como creo que ya dije en su momento, el riesgo de apoyarse en quienes quieren acabar con el aborto en su totalidad (a pesar de que, como dice la OMS, la restricción del aborto lleva a más mortalidad femenina) está en que, si solo se reforma la ley que lo permite pero no se prohíbe el aborto, se van a quejar. Así Rajoy consiguió tener en su contra a antiabortistas y a “proabortistas” (las comillas las pongo porque, en realidad, nadie está a favor del aborto, solo hay quien lo considera un mal para evitar otros males todavía mayores).
Pero todo este debate sobre el aborto nos ha servido para ver dos cosas.
En primer lugar, que Rajoy no tiene ningún tipo de decencia, porque es capaz de cambiar sus principios (o lo que tenga alguien como él) por votos. Si antes contentó a los antiabortistas para ganar su voto, ahora no duda en cabrearlos para no perder los votos de otras personas.
Y en segundo lugar que hay mucha gente que banaliza mucho el debate sobre este tema, porque, a pesar de lo que nos quieran hacer creer muchos antiabortistas, el aborto no es, ni mucho menos, un medio anticonceptivo más.
Desde mi punto de vista, este debate tan complejo, en el que los temas éticos se mezclan con los temas más políticos, debería abordarse desde una visión mucho más sosegada, y sobre todo teniendo en cuenta que, probablemente, quien decide abortar no lo hará como si estuviera decidiendo si beber whisky o vodka. Probablemente la decisión de abortar será algo muy doloroso para quien la toma, y por eso esas personas no se merecen que se banalice con este tema.

2 comentarios:

Irène dijo...

Hola Pablo,

Me alegra leer tu apunte sobre la especie de banalización en la que se ha convertido este tema. Un tema tan tan delicado.

Si me preguntan mi opinión personal, mi respuesta es que no estoy para nada a favor del aborto. Pero en política no se ha de tener en cuenta mi opinión personal ni la de nadie. La cuestión es dar una cobertura legal y con garantías a una situación que se produce lo queramos o no. La Ley está para normalizar la realidad, que normalmente va más rápido que aquélla. Esto es, el Estado debe aportar las garantías sanitarias y legales para evitar riesgos y desagradables situaciones por desamparo o indefensión. No nos engañemos, cuando uno/a tiene los medios económicos no necesita al Estado para nada, incluso apostaría que darían igual las moralidades y éticas cuando es a uno mismo al que le toca, que conozco casos. Es por ello que con más ahínco pienso que desde las instituciones se debe proteger y dar cobertura al que lo necesite, incluida por supuesto esta situación. Ni que te estén obligando a hacerlo...

Dicho todo eso, no me gusta contemplar el júbilo producido ante la retirada de este proyecto de ley. No sabría explicarlo, pero no me siento cómoda con tanto regocijo y tanta celebración sobre que la mujer decide y es libre y tal y cual. No comparto para nada esa postura, digamos que yo me lo tomo con más calma, por decirlo de alguna manera. Dejemos la ley de plazos, me parece bien, pero no banalicemos y eduquemos y esperemos que cada vez menos chicas y mujeres tengan que tomar voluntariamente esta terrible decisión.

Por otro lado, no entiendo nada al Gobierno y lo que ha hecho con esta historia y con este Ministro. Estoy perpleja, no entiendo nada. Esté a favor o no, respeto la coherencia y en este caso reconozco que me he quedado sin palabras.

Me pregunto, ¿tendrá algo que ver el efecto Podemos?

Ahí queda lo de las tasas judiciales...

Saludos amigo!

Pablo Folgueira Lombardero dijo...

Hola, siempre es un placer tenerte por aquí.
Como bien dices, legislar sobre el aborto supone legislar sobre una realidad que existe desde siempre y que no va a desaparecer porque se convierta en algo prohibido. Como anécdota diré que,en tercero de la carrera, en la asignatura de Antropología Cultural, me cayó como tema a desarrollar en el examen "Los medios de control de la natalidad en las sociedades preindustriales"...
Es un tema complejo, y no creo que nadie esté cómodo con él, y por eso digo que no debemos banalizarlo. De hecho, a veces pienso que quien se lo toma menos en serio es, precisamente, quien legisla sobre él. Porque desde luego, la persona que decide abortar, seguramente lo hará después de mucha reflexión, muchas lágrimas y mucho sufrimiento.
Lo importante, como bien dices, es la educación, que los jóvenes conozcan los medios anticonceptivos y sepan usarlos, para que no tengan que llegar a esta situación. Pero, si pese a todo, llegan a ella, la legislación debe darle algún tipo de cobertura que les oriente a la hora de actuar.
O eso creo yo, vaya.
Un saludo :-)