martes, julio 08, 2014

Sangre, fuego, pero muy poca música

Muy buenas, colegas:
Como sabéis, me gusta mucho leer, y también me gusta mucho la música, así que leer sobre música es uno de mis pasatiempos favoritos. Por eso, siempre que puedo, me calzo algún libro sobre mis estilos predilectos. Y esta temporada me he leído tres seguidos de los que os iré hablando, poco a poco, en diferentes lugares.
Uno de los libros que más ganas tenía de leer era Señores del Caos. El sangriento auge del Metal satánico, un libro sobre el Black Metal noruego escrito por Michael Moynihan y Didrik Søderlind. Sin embargo, me decepcionó mucho.


¿Por qué? Pues porque yo tenía interés por conocer el origen de esta música, sus principales bandas y sus discos más representativos, y me encontré con que en este libro se habla de muchas cosas, pero que la música es la que menos peso tiene.
Sí, porque resulta que estos tipos se centraron en la parte más macabra y más sensacionalista de este estilo, como el hecho de que algunos de sus músicos cometieran asesinatos, alentaran a sus fans para quemar iglesias o estuvieran vinculados a grupos neonazis o satánicos.
Con todo esto, la imagen que se presenta del Black Metal es la de una música escuchada por fanáticos peligrosos. Pero, en realidad, de esa música se habla muy poco.
Así que si queréis leer algo sobre Metal Extremo para saber qué grupos hay que conocer y qué discos hay que escuchar, os recomiendo que le echéis un vistazo a Metal Extremo: 30 años de oscuridad (1981-2011), de Salva Rubio, que también cayó en mis manos estos últimos tiempos, que os resultará más interesante.

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