domingo, marzo 02, 2014

Política a debate

Hola a todo el mundo.
Supongo que no hace falta que os cuente que esta semana se celebró el Debate sobre el Estado de la Nación. Porque durante toda la semana hemos podido escuchar diferentes interpretaciones del mismo que, por cierto, no nos dejaron claro quién fue el ganador, porque esas interpretaciones dependían de la ideología de quien las hiciera. O de quién pagara al que las hacía.
Desde mi punto de vista, el Debate sobre el Estado de la Nación, más que como una forma de hacer público el estado de nuestra situación, me parece interesante porque nos permite conocer de primera mano la (escasa) talla moral y política de nuestros representantes a través de sus palabras. Y, normalmente, las palabras que más nos pueden servir para esto son las del Presidente del Gobierno.
Este año, Rajoy optó por enfocar sus discursos en clave electoral, con las miras, supongo, en las próximas elecciones al Parlamento Europeo. Así que lo que escuchamos fue, más que discursos para el Debate, discursos propios de un mitin electoral. De este modo, Mariano se sirvió de una retórica triunfalista con la que nos intentaba convencer de lo bien que va todo y lo mucho que le debemos, una retórica que debe mucho a aquel conocido “España va bien” de su maestro y Mesías. Pero hubo un pequeño problema: que tan triunfalista era su tono, que nos preguntábamos de qué país estaba hablando, porque en España las cosas no van así de bien.
Con el paro que tenemos y la situación que, en general, estamos viviendo los ciudadanos, de recortes, bajadas y congelaciones de sueldos y pérdida de derechos en general, las palabras de Rajoy fueron un auténtico insulto a nuestra inteligencia. Con el apoyo de sus (cada vez más numerosos) medios de comunicación afines, podrá convencer a quienes, en realidad, ya están convencidos, pero no podrá convencer a quienes cada día vemos una realidad que él se niega a ver.
Además, con su discurso de triunfo nos está dejando clara una cosa: que es insensible al sufrimiento de tantas personas, porque lo único que le importa es el poder. Si para mantenerse en él tiene que mentir y embaucar, lo va a hacer.
Hasta ahora pensaba que Rajoy era un mediocre incompetente superado por una realidad que es incapaz de comprender. Ahora además sé que es una mala persona.

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