La semana pasada,
nuestro (des)Gobierno nos dio otro disgusto (más). Pero no me
refiero a la intención de privatizar de manera encubierta los Registros Civiles que quiere perpetrar, que por sí sola daría para un texto. Hablo del anteproyecto de su
nueva Ley de Propiedad Intelectual.
Evidentemente, me
parece normal y lógico que se quiera defender los derechos de los
creadores de contenidos. Lo que me parece mal es que, con esa excusa,
se criminalice a todos los usuarios de internet.
Sí es verdad que se
piratea cine, pero también es cierto que se trata de uno de los
sectores que peor se está adaptando al nuevo escenario que nos
brindan las nuevas tecnologías. En efecto, el mismo día que un
disco sale a la venta, yo puedo entrar en mi perfil de Spotify y
escucharlo legalmente, sabiendo que parte del dinero que la
plataforma obtiene de la publicidad (a veces desconcertante) que
tiene va para el músico y la discográfica. Luego, si además me
quiero descargar el disco o alguna canción suelta, puedo hacerlo por
un módico precio.
Pero con el cine no
pasa así. Mi única alternativa legal es ir a una sala de cine que,
como sabéis, es el lugar en el que para mí se vive la verdadera
experiencia de ver una película. Pero claro, ir al cine cada vez es
más caro, y, normalmente, nadie puede ir al cine tanto como
quisiera. Mi pregunta es, ¿no se podría aprovechar la tecnología
que nos proporcionan la Smart TV’s para ofrecernos un acceso legal
y no demasiado caro al visionado de esas películas de estreno?
Seguro que sería un éxito.
Pero resulta que
esta Ley tiene un apartado todavía más absurdo, porque en ella se
propone imponer una tasa a los agregadores de noticias (como Google
News o Menéame) que enlacen noticias de periódicos. Y eso sí que
carece de sentido.
Porque, en primer
lugar, cuando en esos agregadores se enlaza, lo que se hace es dar el
titular y una frase y luego el enlace que lleva a la noticia en la
web correspondiente, con lo que, en realidad, lo que se hace es
llevar tráfico a esa web. Para que nos entendamos, sería el
equivalente a incluir una nota a pie de página y una bibliografía
en un artículo académico.
Desde mi punto de
vista, esto consiste en querer aplicar unas reglas del siglo XIX a un
juego del siglo XXI, porque si los medios no quieren que se les
enlace, en realidad eso les perjudicaría.
Si esos medios no
quieren ser agregados en Google News (por ejemplo), es bastante fácil impedirlo, no tienen más que dedicar unos minutos a solucionarlo.
Pero eso impedirá que llegue tráfico a su página, lo que, a su
vez, les hará perder ingresos por publicidad. Y, desde luego, no va
a hacer que vendan más periódicos en papel.
Por cierto, a partir
de ahora no voy a volver a enlazar en este blog más noticias de
medios con edición en papel. A partir de este momento, sólo voy a
enlazar noticias de medios digitales.
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