martes, febrero 12, 2013

Regeneración democrática

Muy buenas:
Estos días tenemos a mucha gente hablando de regeneración democrática en nuestro país. Y entre esas personas, ayer mismo tuvimos a Esperanza Aguirre. Y sin embargo, pese a tanto que está hablando ahora la gente de regeneración democrática, no estamos viendo ideas verdaderamente factibles para llevarla a cabo.
Porque sí, vale que nos digan que hacen falta los mejores. Pero no se nos dice quiénes pueden ser esos mejores. ¿Los de siempre? ¿Gente joven? A este respecto, yo creo que una verdadera regeneración democrática debería empezar por la regeneración de los propios políticos, dejando que los puestos de responsabilidad estuvieran en manos de gente más joven, como Alberto Garzón o Beatriz Talegón, que acaba de sacarle los colores a toda la socialdemocracia europea (antes de que nadie hable de demagogia: tiene que haber un término medio entre reunirse en un hotel de cinco estrellas y hacerlo debajo de un puente).
Pero la regeneración también puede llegar con la inclusión de una mayor transparencia, que evitara actos tan bizarros como el de hoy en el Congreso, que vino Mario Draghi, y todo lo que pase se va a desarrollar a puerta cerrada, sin ni siquiera cobertura para los móviles.
O la regeneración puede venir con el desarrollo del Gobierno abierto, ese Gobierno que supera la democracia representativa dando paso a la democracia conversacional y abierta, que utiliza las Nuevas Tecnologías para que los ciudadanos puedan participar en la toma de decisiones, ese Gobierno que, por eso, entabla una “conversación” con los ciudadanos y escucha lo que dicen, para así tomar decisiones basadas en sus necesidades y preferencias. Y que utiliza esas mismas Nuevas Tecnologías para comunicar sus decisiones de forma abierta y transparente. Es decir, justo lo que aquí no tenemos, porque hoy mismo, la mayoría absoluta de nuestro Gobierno va a impedir que se pueda aprobar la dación en pago, pese a que fue solicitada con las firmas de más de un millón cuatrocientas mil personas.
Cuando los partidos políticos empiecen a hablar de estas cuestiones a las que me refiero, entonces podemos empezar a hablar de regeneración democrática.
Hasta entonces, eso de regeneración democrática no será más que un concepto vacío de significado.

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