sábado, septiembre 15, 2012

Malas compañías musicales

Acabo de terminar una de mis lecturas “ligeras” de verano. Se trata de un libro en inglés sobre mis amados Guns n’ Roses, lo escribió Stephen Davis, se titula Watch you bleed. The saga of Guns n’ Roses, y lo editó Penguin en 2008 (no sé si hay edición en castellano). 


Es un libro muy interesante, incluso divertido en algunos momentos, que nos cuenta la historia de este grupo, haciendo especial hincapié en su ascenso a la fama gracias a ese genial, a la par que controvertido, Appetite for destuction, y usando como hilo conductor la figura de Bill Bailey, el que pasaría a la Historia de la música como W. Axl Rose, o sea, como el cantante de los Guns.
A través de las más de cuatrocientas páginas de este libro viajamos por los primeros momentos del grupo, cómo se van uniendo los cinco músicos que darían luz al Appetite, y cómo desde ese inicio se produce la evolución del grupo, que ha acabado derivando en algo que poco tiene que ver con lo que se vio en los ochenta (la etapa a la que presta más atención, por cierto).
De la lectura de este libro me surgieron dos ideas. La primera, lo claro que queda que las drogas primero y, sobre todo, el ego desmedido de Axl después fueron las que acabaron con el grupo tal y como se había concebido en un principio. Y la segunda, que lo mucho que se pensaron el disco que siguió al Appetite (el Use your illusion) hizo que los Guns parecieran fuera del momento en el que vivían e incluso anquilosados, porque no olvidemos que cuando salió el Illusion, la música más de moda era el Grunge, que poco tenía que ver con el sonido de los Guns, y lo mismo sucede con la manera en la que se planteó la gira siguiente, que con toda su espectacularidad resultaba ajena a lo habitual en ese momento. Esa imagen de grupo fuera de su tiempo es algo que ya seguirían teniendo durante los años siguientes y casi hasta la actualidad.
Con un estilo claro, cercano y no exento a veces de cierta mala leche (eso de llamar a los actuales Guns “La mejor banda de homenaje a Guns n’ Roses del mundo” en el último capítulo es un ejemplo), el autor nos cuenta claramente cuáles fueron los hitos en la historia del grupo y cómo cada uno de esos hitos tuvo consecuencias que afectaron al posterior devenir de la banda. Sin embargo, si bien Davis demuestra un profundo conocimiento de la música norteamericana, sobre todo de la de los años ochenta, su conocimiento de la música europea es más limitado (¿cómo puede decir que Helloween son el clon alemán de Kiss? ¿Es que está sordo? Y lo que es peor, ¿está ciego?).
Con todo, es una lectura muy recomendable para todos los que queráis conocer cómo se forjó uno de los grupos más influyentes de la Historia del Rock, cómo la confluencia de cinco tipos malencarados que ningún padre querría como novio para su hija, pero que estaban en el lugar apropiado en el momento adecuado sirvió para que se grabara uno de los mejores discos de las últimas décadas, y también cómo se puede mandar al traste todo esto con sólo dejar que el ego sea el que domine la evolución del grupo.
Por cierto, para los que sois de Gijón: el libro volverá a estar en la Biblioteca Jovellanos durante la próxima semana, cuando yo lo devuelva.
Nos vemos.

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