domingo, diciembre 12, 2010

Preparados para el Rock n' Roll

Hace un momento tenía en mi mano la entrada del concierto que dieron anoche en Gijón, en El Jardín, Los Suaves. Y en el mismo sobre en el que acabo de guardarla hay otras dos o tres entradas más de conciertos suyos, la más antigua de 1998 en el famoso concierto que dieron en las fiestas de San Mateo en Oviedo en el que el Yosi saltó del escenario para hacer mosh, la peña se apartó y se dio una leche contra el suelo de impresión.
Para mí, hablar de Los Suaves es hablar de uno de los primeros grupos que vi en concierto, de uno de los grupos que me metió en este mundillo y, sobre todo, del que fue mi grupo favorito cuando era adolescente. Por eso, cada vez que tengo oportunidad de verlos voy sin pensármelo, y siempre quedo más que satisfecho.


Pese a lo que puede parecer, esa imagen que está aquí encima es la que mandó Santo Grial, la actual discográfica del grupo, para promocionar el concierto, pero no es la entrada de anoche. La entrada era (vaya cutrerío) la misma del concierto de Orense de septiembre en el que grabaron el disco en directo que acaban de sacar, 29 años, 9 meses y un día, pero con una pegatina encima indicando la fecha, la hora y el lugar del concierto de anoche.
Llegamos con bastante adelanto a la discoteca El Jardín, a la que yo no entraba desde la Nochevieja de... qué sé yo cuándo, pero hace mucho, y nos entretuvimos tomando unas cervezas, fijándonos en lo sencillo que era el escenario, presidido, por supuesto, por el gato negro, y preguntándonos cómo sería el sonido allí, porque no parecía que la cosa fuera a tener muy buena acústica.
De pronto, sin previo aviso, a eso de las once y media las luces se apagaron y por los altavoces empezó a sonar el minuto final de "Les preludes", el tercero de los trece poemas sinfónicos compuestos por Franz Liszt, y que Los Suaves llevan ya muchos años usando como intro. El júbilo de la gente era indescriptible en este momento. Entonces, cuando el tema terminó, empezó la descarga, como no podía ser de otra manera, con "Preparado para el Rock n' Roll", aunque sin los fuegos artificiales con los que suelen acompañarla (de hecho, en su actuación no usaron ni confetti, ni fuegos artificiales ni llamaradas, como solían usar otras veces). Continuaron con la reciente "Cuando los sueños se van", "San Francisco Express", y ese poema de José Agustín Goytisolo tantas veces musicado que es "Palabras para Julia".
Siguieron con "¡Adiós, adiós!", tema que de título a su disco de estudio más reciente, a la que siguió la inesperada "Chou-Chou, llega el tren", con el Yosi tocando las maracas.
En este primer momento Yosi parecía bastante centrado, y hacía lo posible por estar comunicativo, aunque la acústica de la sala no era la mejor y costaba entender lo que decía.
Continúan alternando temas nuevos y viejos, con "Esa noche te perdí", una "Malas noticias" en la que Yosi no tocó la guitarra acústica, "Frío como una llave", "Dulce castigo", "Viejo", y un medley en el que interpretaron fragmentos de "No puedo dejar el Rock", "Dile siempre que no estoy" (en la que Yosi no tocó la armónica), "Luis y su mujer", "Pobre jugador" y "Miénteme", que me gustó mucho porque algunas de esas canciones nunca las había escuchado en directo.
Tocan "¿Sabes? ¡Phil Lynnot murió!" y "Maldita sea mi suerte", tras lo que se produce un primer parón.
La vuelta fue con algo especial. Este año se cumplen treinta años de su primera subida a los escenarios, anoche empezaba su nueva gira y fue en Gijón precisamente donde grabaron su primer disco, el Esta vida me va a matar. Pues bien, la segunda parte del concierto consistió en tocarlo entero. Así suena "Llegaste hasta mí", "Esta vida me va a matar", "Muerte en el rock" (dedicada a John Lennon, de cuyo asesinato se cumplieron precisamente treinta años el miércoles, aunque el Yosi se empeñara en decir que eran cuarenta), "Mártires del Rock n' Roll", "Chaquetas de cuero", una emocionante y muy apropiada para estos tiempos "Sin empleo", la eterna "Peligrosa María", finalizada como siempre con el solo de "Highway star" de Deep Purple, y una "Siempre igual" para la que, esta vez sí, el Yosi se colgó una guitarra acústica que apenas tocó.
El Yosi en este tramo del concierto parecía un poco más "cargado", y ya le costaba un poco más seguir el ritmo, pero aún así nos lo pasamos muy bien igual.
Entonces hubo un momento de tensión, cuando al acabar de tocar su primer disco, soltaron los instrumentos y por los altavoces sonó un tema de música clásica archiconocido pero cuyo título no recuerdo, que daba la impresión de que la cosa terminaba. Hubo algunos que, un tanto indignados, realmente pensamos que se terminaba.
Pero no fue así. Volvieron con unos bises compuestos por "El afilador", la gloriosa y mítica "Dolores se llamaba Lola", al principio de la cual Yosi se cayó o se tiró, y al final de la que presentó a sus compañeros (el batería Tino Mojón, el bajista Charly Domínguez y los guitarristas Alberto Cereijo y Fernando Calvo) y se arrodilló ante nosotros. El final fue con "Ya nos vamos", con Alberto, Charly y Fernando haciendo coros mientras Yosi hacía... lo que suele hacer Yosi, vamos. Ahora sí que Yosi estaba desfasado, se bebía copas de un trago y se le iba la olla, mientras sus compañeros alargaban los solos.
Eso sí, al terminar "Ya nos vamos" Yosi, que ya le daba igual ocho que ochenta, quería seguir tocando, pedía que le dieran una guitarra para tocar "Miau, miau", pero sus compañeros no quisieron seguir. Por los altavoces sonó "Dios es suave" y las luces se encendieron.
El balance general fue el de un concierto en el que lo pasamos muy bien, pero en el que hubiera sido de agradecer un mejor sonido para las voces y que al final Yosi se hubiera centrado un poco más, porque los últimos minutos desmerecieron una actuación que había empezado muy bien. Pero bueno, como comentábamos al salir, cuando vas a un concierto de Los Suaves sabes que los músicos siempre lo van a hacer bien, pero que el resultado final depende de Yosi.
Eso sí. Ayer descubrí que la felicidad es precisamente eso: disfrutar a pesar de lo que pase, en este caso disfrutar del concierto aunque al cantante se le vaya la pelota y el sonido de la sala sea claramente mejorable.
Y yo, lo digo así de claro, disfruté mucho.
Por cierto. ¿Alguien conoce a algún buen tatuador? Es que me apetece tatuarme un gato negro bien cerca del corazón, jejejeje.

El Yosi al principio del concierto. Esta foto la hizo Miguel (alias Garry).

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