Muy buenas, queridos lectores:
Por aquello de mis horarios veraniegos y mis no-responsabilidades, ya veis que actualizo poco. Pero no me olvido de vosotros, eh.
Hoy quería hablaros de uno de los últimos inventos de nuestra sociedad, y también uno de los que más está creciendo. El Facebook.
Hoy si no estamos en Facebook, no existimos, oye. Todo el mundo tiene (al menos) un perfil en esa red (o en su defecto en Tuenti, Hi5 o alguna similar) y allí se encuentra con sus "amigos". Puedes salir cada sábado con una pandilla de, como mucho, diez personas, pero en Facebook tienes varias docenas de amigos.
Porque una de las cosas que tienen las redes sociales es que te salen amigos de debajo de las piedras. Es alguien que conociste hace veinte años que te acaba de encontrar por ahí, o una chica a la que te intentaste ligar una noche de hace un par de años, o simplemente alguien a quien no conoces pero que tiene agregado un colega.
Otra, que en esas redes te puedes unir a grupos o hacerte fan de todo lo que puedas creer. Y es que está todo, es como una sociedad en miniatura, porque encuentras gente de todo tipo. Fans de Gandhi y fans de Pinochet. Gente que odia a Los Suaves y gente que los admira. Peña que odia a Zapatero y peña que odia a Rajoy. Porque hay de todo. Pero que todo eso sea bueno, ya es otra historia.
Y si no hay grupos de algo que te interese, pues créalos tú, qué coño.
Pero lo que más me llama la atención son las fotos. Sí, porque yo las elijo, suelo poner, salvo casos concretos de autobombo, fotos de grupo en las que todos salimos guapos. Pero siempre hay alguien que cuelga en bloque un montón de fotos de una noche de juerga, nos etiqueta, y entonces, aparecemos con copas en las manos, malas caras y ojos inyectados en sangre.
Y luego la famila que tenemos agregada al Facebook o el jefe o lo que sea, se piensa que somos todos unos viciosos y unos juerguistas.
Y oye, aunque lo seamos, no queremos que se sepa.
Nos vemos.
Por aquello de mis horarios veraniegos y mis no-responsabilidades, ya veis que actualizo poco. Pero no me olvido de vosotros, eh.
Hoy quería hablaros de uno de los últimos inventos de nuestra sociedad, y también uno de los que más está creciendo. El Facebook.
Hoy si no estamos en Facebook, no existimos, oye. Todo el mundo tiene (al menos) un perfil en esa red (o en su defecto en Tuenti, Hi5 o alguna similar) y allí se encuentra con sus "amigos". Puedes salir cada sábado con una pandilla de, como mucho, diez personas, pero en Facebook tienes varias docenas de amigos.
Porque una de las cosas que tienen las redes sociales es que te salen amigos de debajo de las piedras. Es alguien que conociste hace veinte años que te acaba de encontrar por ahí, o una chica a la que te intentaste ligar una noche de hace un par de años, o simplemente alguien a quien no conoces pero que tiene agregado un colega.
Otra, que en esas redes te puedes unir a grupos o hacerte fan de todo lo que puedas creer. Y es que está todo, es como una sociedad en miniatura, porque encuentras gente de todo tipo. Fans de Gandhi y fans de Pinochet. Gente que odia a Los Suaves y gente que los admira. Peña que odia a Zapatero y peña que odia a Rajoy. Porque hay de todo. Pero que todo eso sea bueno, ya es otra historia.
Y si no hay grupos de algo que te interese, pues créalos tú, qué coño.
Pero lo que más me llama la atención son las fotos. Sí, porque yo las elijo, suelo poner, salvo casos concretos de autobombo, fotos de grupo en las que todos salimos guapos. Pero siempre hay alguien que cuelga en bloque un montón de fotos de una noche de juerga, nos etiqueta, y entonces, aparecemos con copas en las manos, malas caras y ojos inyectados en sangre.
Y luego la famila que tenemos agregada al Facebook o el jefe o lo que sea, se piensa que somos todos unos viciosos y unos juerguistas.
Y oye, aunque lo seamos, no queremos que se sepa.
Nos vemos.