lunes, agosto 31, 2009

Volvemos a la realidad

Que sí, que ya lo sé. Que ya sé que llevo demasiado tiempo sin escribir. Pero bueno, estábamos de vacaciones, había pocas noticias, casi no fui a conciertos y no tenía ideas para relatos.

Pero tranquilos, que las vacaciones ya se acaban y volvemos a la vida real. Los políticos seguirán insultando a nuestra inteligencia con increibles teorías conspirativas, los futbolistas volverán a creer que son más importantes que el resto de la sociedad, las televisiones seguirán amenazándonos con un apocalipsis en forma de gripe A y yo tendré la cabeza más despejada para poner todo eso por escrito (y, a ser posible, alguna cosilla más).

Así que a partir de ahora, Que paren el mundo que me quiero bajar vuelve a la realidad, intentando mantener una periodicidad más o menos lógica.

Nos vemos.

viernes, agosto 21, 2009

Que no

- Que no, tío, que no, asúmelo.
- ¿Qué es lo que tengo que asumir?
- Mira, esa tía no te miraba los pectorales tan currados que tienes gracias a la natación y las pesas. Ni miraba tampoco esos brazos que te marca la camiseta ceñida que te pusiste.
- ¿Entonces qué estaba mirando?
- Pues hombre, está claro. Lo malo de las camisetas ceñidas es que no sólo marcan los músculos, marcan también lo que sobra.
- ¿Y se puede saber qué me sobra a mí?
- Si nos ponemos estrictos, poca cosa, la verdad, pero cuando la ropa te queda apretada, se ve más clara esa barriga que tienes, que no es gran cosa, pero que demuestra que la rubia con la que más te relacionas últimamente es la cerveza.
- ¿Tú crees?
- Sé que duele, pero sí.
- Vaya. Vamos a tener que hacer más abdominales.
- Pues ya sabes.

martes, agosto 18, 2009

El legado del cuervo

Supongo que a estas alturas de la película ya sabréis que este año hace doscientos que nació Edgar Allan Poe, el inventor del cuento moderno y, sin duda, uno de los mejores narradores de la Historia de la Literatura (su faceta poética la conozco bastante menos, salvo excepciones como "El cuervo" o "Annabel Lee"). Un genio maldito, en definitiva.
Mi relación con sus relatos fue rocambolesca desde que leí los primeros cuando todavía estaba en el colegio. Leí los cuatro que los críticos llaman "analíticos" ("El escarabajo de oro" y los tres protagonizados por Auguste Dupin) y no me gustaron. Tiempo después, encontré en casa un tomo en el que se recopilaban todos sus relatos, traducidos por Cortázar, y me los leí por aquello de dar una segunda oportunidad. Seguía sin gustarme su obra. En tercero de BUP me hicieron leer varios relatos en inglés y seguía sin gustarme.
Este año volví a coger el libro que estaba en casa. Y me gustó. Mejor dicho, me entusiasmó. Descubrí unas historias sorprendentes con matices que hace años no había visto, supongo que porque todavía no estaba listo para ello. Tal vez eso se relacione con el hecho de que, de vez en cuando, también me gusta escribir relatos truculentos.
Y en relación con el aniversario del nacimiento de Poe, varios músicos de Heavy Metal de nuestro país (gente de Saratoga, Stravaganzza, Mägo de Oz, Lujuria, Topo, Darmoor, Ebony Ark...) realizaron una ópera-rock basada en la vida del maestro, titulada Legado de una tragedia. Estuve escuchándola estos últimos días (de hecho, fue la que me dio la idea de escribir esto), y me resulta difícil decir qué me parece.
Ya me había advertido Garry de que se trata de un disco bastante decepcionante. Y tenía razón. No es malo, quede claro, las canciones están bien, perfectamente construidas, los músicos lo hacen muy bien, e incluso algunos temas, como "Mar adentro" podrían dar mucho juego en directo. Pero si se quiere hacer una versión musicada de la vida de Poe hay que cumplir algunas normas. Y ni en su obra, ni mucho menos en su vida, se ve el buen rollo que se ve en esas canciones. Yo, que no soy precisamente un fanático de los teclados, creo que podría haber sido interesante aprovecharlos más para crear las atmósferas densas y opresivas que destilan los textos de Poe. Al final, queda un disco con grandes canciones, pero incapaz de aterrorizar como los cuentos de la persona en cuya vida se inspira. Y que tampoco logra recrear esa vida atormentada.
Total, que lo que nos queda llegados a este punto es volver a leer a Poe, dejar ese disco como fondo pero nada más y, por último, brindar con una copa de brandy a la memoria de ese pobre diablo que nos legó algunas de las mejores páginas de la Literatura universal.
Nos vemos.

lunes, agosto 17, 2009

Las arenas del olvido

Como todas las mañanas, leía el períodico en su edición digital cuando un titular llamó su atención: "Descubierto el mecanismo neurológico que permite al cerebro gestionar los recuerdos". Parecía interesante, así que entró en el reportaje para leerlo. Mucho término técnico, alguna idea llamativa, pero, en definitiva, nada que hiciera presagiar una pronta aplicación de ese descubrimiento.
Pero entonces, su imaginación comenzó a volar, y imaginar en qué campos podría aplicarse ese descubrimiento. Tal vez, pensó, dentro de unos años, se puedan eliminar los malos recuerdos. Esa idea le recordó una película de la que había oído hablar tiempo atrás, precisamente sobre algo parecido: La invención de una tecnología que permitía eliminar selectivamente recuerdos, hasta el punto de llegar a olvidar a personas concretas.
¿A quién olvidaría él? No tenía enemigos, nadie le había hecho daño, su infancia había sido razonablemente feliz y tenía la suerte de mantener a su lado a las personas a las que quería. ¿De verdad no conocía a nadie a quien olvidar?
Entonces cayó en la cuenta. Tal vez a quien debiera olvidar fuera a ella. ¿Y quién es ella? Es igual, ella por antonomasia, todos tenemos una y entre hombres basta responder a la pregunta de "¿Ésa quién es?" con un escueto "Ella" para que no haga falta decir nada más.
No le había hecho daño, claro. Ella no lo haría. Es más, incluso él le debía cosas a ella. Como el haberle ayudado a descubrir que, en el fondo era buen tío. Sí, porque cuando la vio baja de moral, en vez de portarse como un buitre y tratar de aprovecharse de ello, prefirio ayudarla. "Menuda forma de descubrir que soy buen tío", pensaba a veces. "Con lo que hubiera molado descubrirlo haciendo un sacrificio supremo por la Humanidad que me convirtiera en leyenda, o, después de ganar muchísima pasta en los Euromillones, creando una importante fundación que convierta el mundo en un lugar mejor. Pero a los tíos como yo sólo nos sale ser buena gente con cosas sencillas".
Y a pesar de todo, la presencia de ella le había hecho cometer errores de los que se arrepentía, y el recuerdo a veces le atormentaba y le hacía preguntarse cosas. ¿Cómo se puede estar confuso teniendo los sentimientos tan claros? ¿Cómo nos podemos equivocar en lo único de lo que hemos estado seguros?
Pero entonces se dio cuenta de que el olvido sería un castigo que ella no merecía.
Tal vez el error había sido de él.

miércoles, agosto 12, 2009

Volviendo a la infancia

Anoche en la Semana Grande de Gijón actuaron uno de los pocos grupos no metaleros que escucho con gusto: los vallisoletanos Celtas Cortos.
Desde que por la radio escuché por vez primera su antigua "Si no me veo no me creo" han pasado ya casi veinte años, veinte años en los cuales su cantante, el "Cifu", perdió el poco pelo que tenía, varios músicos se fueron, otros llegaron para sustituirlos, alguno volvió después de haberse ido, el sonido cambió para introducir elementos electrónicos, y, por último, volvió a cambiar para ser como era al principio. Total, que después de tanto tiempo escuchándolos y tras los nueve años que pasaron desde la otra vez que los vi en concierto, tenía ganas de enfrentarme de nuevo a su poderoso directo.
En una playa de Poniente abarrotada de peña, el concierto se inició puntualmente a las once con el instrumental "Beni's reel" (incluido en su último disco 40 de abril) funcionando como intro, y empalmada con "Malos y cobardes", a la que siguió una "Qué dirá la gente" que sonó estupenda con su reivindicación de figuras cruciales de la Historia reciente como el Che, Sandino o Allende.
Aunque el sonido saturaba un poco, era un placer escucharlos, recordándonos tantos buenos momentos pasados con su música. En estos primeros minutos del concierto, parecía que el público estaba un poco parado, daba la sensación de que sólo unos pocos saltábamos y nos sabíamos las canciones, pero, afortunadamente, eso cambió a medida que pasaba el tiempo.
Sonaban una "Tranquilo majete" que tal vez tocaron demasiado pronto, "Legión de mudos", "Haz turismo" (en la que incluyeron algunas referencias a Asturias), "El emigrante", "Un sinvivir", "Tres amigos", "Tú eres el mejor"... Verdaderos lujos sonoros para los que estábamos allí.
Un "intermedio" instrumental, en el que destacó un "Hacha de guerra" que fue de lo mejor de la noche, fue seguido de una preciosa "Senda del tiempo", introducida por unos rasgueos de guitarra flamenca a cargo de un músico invitado (con la de veces que habré escuchado esta canción y que todavía me sigue poniendo los pelos como escarpias...). Para la reciente "Retales de una vida" también contaron con la participación de ese guitarrista cuyo nombre no recuerdo.
Llegaba la parte final del concierto, con la insumisa "¿Qué voy a hacer yo?", la inesperada "Carta a Rigoberta Menchú" (comúnmente conocida como "La tierra de los sueños"), el instrumental "Ladrón de melodías" que usaron para presentar a la banda y "Madera de colleja".
Como siempre, con la tontería de irse para los bises (¿a hacer qué? prefiero no decirlo), nos dejaron un par de minutos con el sudor enfriándose. Volvieron con "Emoción", del último disco, seguida de "Hay que volver" (inédita en el recopilatorio 20 soplando versos). Y por supuesto, no podían faltar para rematar, esa maravillosa "20 de abril" que nos recuerda todo lo que perdemos con el paso del tiempo, y, cómo no, "No nos podrán parar" durante la cual un público entregado no pudo dejar de saltar. Al final, todo el grupo bailando y dando saltos en el escenario para despedirse.
En resumen, un concierto genial en el que echamos de menos ese tema que tanto nos gusta, "Cuéntame un cuento", y la presencia en el escenario de algunos de los antiguos músicos de la banda (el flautista Carlos Soto o el batería Nacho Castro), pero que, en general, cumplió con creces lo que esperábamos.
Por cierto, dos datos: Primero, cuando el "Cifu" dijo que llevaban un cuarto de hora tocando, creo que se le fue la pinza y que en realidad quería decir que llevaban un cuarto de siglo, porque de hecho, es ése el tiempo que ha pasado desde que empezaron a tocar juntos. Y el segundo, que en un par de semanas los tenemos de nuevo por Asturias, concretamente en Avilés, en las fiestas de San Agustín.
Ah, otra cosa... ¿a que no os fijásteis en que la gaita tenía forma de guitarra Gibson Flying-V? Pues sí, pues sí, jeje (se veía bien a través de las pantallas).
Y ya que al final ellos no lo dijeron, lo digo yo: "NOS VEMOS EN LOS BARES".

sábado, agosto 08, 2009

Querida realidad

Gijón, 8 de agosto de 2009.

Querida realidad:

Te tengo dicho que no me molestes durante los meses de julio, agosto y, eventualmente, septiembre. Pero nada, te empeñas en llamar continuamente a mi puerta. Como si no tuviera bastante con el mal tiempo (es lo que tiene mi Asturias, paraíso natural, que para ser tan verde tiene que llover), encima te dedicas a cortarme el rollo con la política.
Sí, porque esta semana, después de que los (amigos) jueces dejaran a Camps libre de sospechas (ja, ja, ja), la señora (o señorita, qué sé yo) María Dolores de Cospedal empezó a decir que si su partido es espiado por el Gobierno.
Anda que... Como se les empieza a ver el plumero, ahora critican a los que tienen que perseguir los delitos. Que se les persigue más a ellos que a ETA, dice la buena señora. No sé si los últimos etarras detenidos estarán de acuerdo.
Pero esto se soluciona en un momento. Si el Gobierno tuviera lo que hay que tener, diría "si tienen pruebas de ese espionaje, preséntenlas a la Fiscalía para que se investigue. Si no, es difamación". Y todos contentos.
¿Y Rajoy qué opina de todo esto? Pues Rajoy ni está ni se le espera.

Siempre tuyo:

Pablo.


Nota a mis lectores: Hace unos pocos días, vi en la web Historia a Debate que habían colgado un ensayito mío, un poco aburrido para los que no os gustan estos temas porque es de teoría de la Historia, y que supone una aportación a un debate más amplio. Para leerlo, tenéis que entrar en Debates abiertos, buscar uno que se titula Innovación y Compromiso (creo que es el XXIX) y luego buscar la última aportación, que por cierto, aparece fechada en 2005 a pesar de que es de mayo de este año. Por cierto, se pasaron por el forro varios saltos de línea.

martes, agosto 04, 2009

Para no echar gota

Mira que dije que no iba a hablar de política, pero no puedo evitarlo. Eso sí, voy a ser muy breve.

Está probado que Camps recibió regalos de los corruptos.

El juez que presidía el tribunal es colega suyo.

Y claro. Aquí nunca pasa nada.

País de pandereta.

A veces, me da vergüenza escuchar ciertas noticias.

lunes, agosto 03, 2009

Ella no es lo que pensáis

Los dos amigos salieron del bar un tanto achispados porque habían tomado varias cervezas cada uno. Entonces, el de menor estatura dijo al otro:

- Esa camarera nos tiene calados.

- ¿A qué te refieres?

- No estoy seguro. Simplemente creo que sabe o cree saber cosas de nosotros.

- No tiene sentido, no nos conoce.

- Lo sé, pero es algo que siento, llámalo una corazonada o lo que quieras, pero creo que… no sé, que ve a través de nosotros.

- ¿Y eso es bueno o es malo?

El que había empezado a hablar se quedó callado, pensando. ¿Es bueno o malo que esa chica pueda saber algo de ellos sólo fijándose en cómo se dirigen a ella cuando les sirve? No puede ser malo. A fin de cuentas, ellos no tienen ninguna mala intención, ni nada que ocultar.

Se fueron de allí en silencio, sin saber que, justo en ese mismo momento, en la mente de una camarera tan atractiva como inteligente se desarrollaban las ideas siguientes:

“Soy guapa y lo sé. Y aunque no lo supiera, la manera en la que me tratan los babosos que tengo que aguantar ocho horas al día me serviría para saberlo. Pero estos dos chavales son distintos. Distintos a esta pandilla de fracasados que pueblan la barra y distintos entre ellos, aunque no tanto como les gustaría.

El más alto cuida su aspecto, pero no quiere que se note, y por eso se sirve de una estudiada y falsa apariencia de intelectual bohemio. Seguro que otras circunstancias se pondrá trajes muy elegantes. El otro cuida más su aspecto, pero de otra forma, buscando una imagen más desenfadada aunque cuidando los detalles.

Sus conversaciones son intelectuales, pero parece que no quieren que se note, y su manera de sentarse, en el lugar más alejado y con uno de ellos de espaldas a la barra, parece algo estudiada, como si quisieran diferenciarse del resto de la fauna de este bar.

Y claro que son distintos. Si lo sabré yo, que no soy sólo lo que los tíos de la barra piensan.”

domingo, agosto 02, 2009

Hemeroteca: Concierto de Iron Maiden. Gijón, 24 de mayo de 2003

Muy buenas, queridos lectores:
Últimamente no tengo muchas ideas, así que voy a haceros la crónica de un concierto al que fui hace mucho tiempo, más de seis años. El concierto que dieron Iron Maiden en el Palacio de los Deportes de Gijón un glorioso sábado de hace ya algún tiempo. A fin de cuentas, es uno de mis grupos favoritos y éste fue el mejor de todos los conciertos que vi en mi vida, así que supongo que me acordaré bien.
Después del fracaso que supuso el concierto de Metallica del año 1999, los grandes conciertos de Metal no eran una prioridad en nuestra ciudad, así que cuando supimos que Steve Harris y sus chicos iban a acercarse por aquí, muchos corazones de metal se alegraron. Entre ellos, el mío.
La fecha no era muy propicia, porque era en mayo, justo en el momento que yo tenía pensado dejar de salir para centrarme en los exámenes de junio. Pero el concierto de Bruce Springsteen también iba a ser ese mes (nueve días antes, para más señas), así que había algo de movimiento rockero en la ciudad por esas fechas. Por cierto, en el del Boss también estuve.
Llegamos al Palacio y, cuando acabó el montaje del escenario, vimos que el bajo del señor Harris ya estaba en el escenario aclimatándose al calor de los focos. Puntualmente, a las 20:45, se subieron al escenario los británicos Stray, que yo no conocía de nada. Lo hicieron bien, sonaban con ganas, pero no estábamos allí por ellos.
Terminaron su actuación, y a las diez en punto de la noche las luces volvieron a apagarse. De pronto, sonó por los altavoces algo que yo no esperaba tan pronto: los versículos del Apocalipsis. Eso sólo puede significar una cosa: van a empezar con "The number of the beast". No es posible. Van a empezar con "The number of the beast". ¡¡¡Y yo con estos pelos!!!
Termina la intro y entonces, dos luces cenitales iluminaron a Dave Murray y a Adrian Smith, que empezaron a tocar sus guitarras mientras, desde atrás, el historiador reconvertido Bruce Dickinson llegaba, micro en mano, cantando los primeros versos de "The number...", entre el delirio de los 8.000 que estábamos allí. Pantallas con el 666 se ilumninaban en cada repetición del estribillo y yo no me podía creer lo que estaba viendo. Cuando terminó la canción, ya con los seis músicos perfectamente visibles para todos, Dickinson fue a la parte de atrás del escenario y volvió con una bandera británica. Está claro, van a tocar "The trooper".
Mientras tocan, detrás de la batería de Nicko McBrain vemos que proyectan las portadas de los discos o singles en los que se incluye cada canción. Eso será lo habitual durante todo el concierto.
"Hallowed be Thy name", "Brave new world", "The wickerman", un "Wildest dreams" que, lógicamente, no conocíamos porque salió en el disco siguiente,... todo suena como en mis mejores sueños. Bruce dice eso de "Scream for me, Gijón" (pronunciando el nombre de la ciudad mejor que su tocayo el día 15) y casi se me saltan las lágrimas. Lo prometido es deuda, le dejo una llamada perdida en el móvil al Garry. Cuando tocan "Heaven can wait", un montón de tíos, que habían ganado un concurso en el programa Derrame Rock de los 40 Principales, se suben a hacer los coros.
Dickinson se sube por las pasarelas sobreelevadas y todos lo vemos bien. Steve Harris, la verdadera bestia, coge durante un momento la guitarra acústica y comienzan a tocar "The Clansman". Es curioso cómo una canción compuesta originalmente para que la cantara Blaze Bailey puede sonar mejor en la voz de Bruce Dickinson. Será que canta mejor.
No puede faltar la pelea entre Janick Gers (guitarrista rítmico) y un enorme muñeco de Eddie, la mascota de los Maiden. Pero al darse la vuelta, vemos que la tela del vestido del muñeco se quedó pillada y se ve a la gente que lo maneja desde dentro. No todo puede ser perfecto.
Subido a la plataforma, Bruce nos dice en su lengua y con su perfecta pronunciación de caballero inglés, algo así como "Debo decir una cosa. Tengo miedo a la oscuridad". Suena entonces, cómo no, "Fear of the dark", en palabras del Garry, "la canción más Maiden de Maiden".
Dickinson dice tres veces seguidas lo de "scream for me, Gijón" justo antes de presentar "Iron Maiden". Pero, vaya por Dios, no todo sale como debería. Bruce descorre una cortina y vemos una plataforma hidráulica que sube y un muñeco de Eddie que está sobre ella. Pero no hace nada. El cantante, descojonándose, vuelve a correr las cortinas y se van para los bises. Días después, leyendo la crónica de un concierto en Galicia (¿Vigo, tal vez?), me enteré de que tendría que haber estallado la cabeza de Eddie. Vaya.
Vuelven para los bises, con una canción que yo no esperaba, "Bring your daugther... to the slaughter", y después, "2 minutes to midnight", que no sólo es mi canción favorita de Maiden, sino que es una de mis canciones favoritas en general. Lo que yo sentía en ese momento, no se puede expresar con palabras. El final, por supuesto, fue con "Run to the hills". Increíble, "ya me puedo morir tranquilo", pensé. Miré mi reloj y ¿sabéis qué hora era? Sí, efectivamente, las 23:58.
'No tocaron "Aces high", pero tocaron todas las demás', me dijo una chica a la que me enccontré cuando salía. O sea, que había valido la pena.
Desde allí, me fui a un bar a buscar a algunos de vosotros, bar donde no se acostumbraba a ver a gente vestida como iba yo (camiseta negra, cazadora vaquera curtida en mil batallas, botas de montaña y vaqueros gastados), de modo que la gente se apartaba a mi paso. Chulería con una chavala que, sorprendida, me dijo al verme "No me digas que vienes del concierto de Iron Maiden", y a la que respondi, después de dar un último trago a mi cerveza, algo así como "La duda ofende" (si hubiera añadido "muñeca", la chulería ya habría sido completa).
Pero claro, poco después empezaban los exámenes y yo estaba ya en cuarto de carrera, así que me fui pronto.
Visto con la perspectiva que da el tiempo, tal vez no fuera un concierto perfecto, igual esperaba más de ellos. Se hubieran agradecido un par de canciones más, como "Wratchild" (que sí tocaron en Galicia), o "Aces high", o, puestos a soñar, "Killers" (de hecho, del disco Killers no tocaron nada). Pero de todos modos, estaba cumpliendo el sueño de ver un concierto de la banda de Heavy Metal más grande del mundo. Y por eso sigo diciendo que fue el mejor concierto de mi vida (con permiso de Motörhead, Deep Purple y Bruce Springsteen, por supuesto).
Ey, al final me acordaba de cómo había sido, jeje.
Feliz verano.