domingo, noviembre 30, 2008

Con las gafas de pasta 2: El regreso

Después de mis aventuras de la semana pasada en el Festival de Cine, la verdad es que no estaba muy seguro de querer volver esta semana, pero al final volví. Pero esta vez, la cosa fue bastante mejor (¡¡menos mal!!).
El viernes nos decidimos por una peli francesa, titulada Des poupées et des anges (Muñecas y ángeles), con coloquio posterior con su directora Nora Hamidi incluido. La peli, muy recomendable, va de dos hermanas, Chirine y Lya, que son francesas aunque de origen magrebí. Chirine, la mayor, sueña con ser modelo, y la película nos muestra, a través de los ojos de su hermana, cómo va intentando abrirse camino en ese mundo. Además, entre las dos hermanas se muestra un contraste muy claro, que se ve simbolizado a través de dos cosas. En primer lugar, a través de la historia que les sucedió siendo niñas cuando su padre les compró una Barbie a cada una y Chirine la guardó y deseó ser como ella, mientras que Lya la desarmó para ver cómo era por dentro, y se dio cuenta de que estaba vacía. En segundo lugar, a través del sexo. Ambas hermanas mantienen relaciones sexuales, pero las formas en las que eso se nos muestra son claramente distintas. Mientras que la sexualidad de Lya se nos muestra de manera menos explícita, no se escatima a la hora de mostrarnos la de Chirine, que es más sórdida, hasta el punto de que ésta llega a asumir como normal el hacer determinadas cosas para medrar en el mundo de la moda, incluso sin esperar a que se las pidan.
Lo dicho, una película muy recomendable.
El sábado teníamos intención de ir a ver la última proyección de cortos de la sección oficial, pero no había entradas. No obstante, en otras salas del cine había películas comerciales, que ya no eran las del Festival, así que nos decidimos por la recién estrenada La mujer rubia, que voy a comentar ahora también porque se había presentado fuera de competición en el Festival, como parte de una retrospectiva de su directora, la argentina Lucrecia Martel. Se trata de una película hecha en coproducción entre Argentina, España, Francia e Italia, con producción de Almodóvar. La peli va de una tía que cree haber atropellado a alguien y se pasa toda la película sintiéndose culpable. No está mal, quizá sea algo lenta, pero se deja ver. Aunque claro, después de lo del sábado pasado, os recomendaría hasta American Pie, pero bueno.
Con todo esto, doy por finalizados mis comentarios sobre el Festival, no sin antes deciros que si queréis echar un vistazo al palmarés definitivo de esta edición, lo tenéis en la web, y allí podreis ver que fueron galardonadas tanto Je veux voir (Premio No Ficción/Documental ex aequo con Z 32) y Des poupées et des anges (premio Enfants terribles al mejor largometraje para mayores de 12 años).
Un abrazo.

jueves, noviembre 27, 2008

Con las gafas de pasta...

La verdad, aunque el cine me gusta mucho, reconozco que mi cultura cinematográfica no es gran cosa. Mis conocimientos sobre cine clásico se reducen a haber visto dos veces Casablanca (una en versión original), a haber visto Ciudadano Kane, a que recomiendo a quien quiera escucharme que hay que ver La noche del cazador, que adoro el cine de Woody Allen y el de Akira Kurosawa y que vi varias veces las pelis de El Padrino, incluyendo la versión épica. Además, si digo que no me gusta Kubrick es porque vi bastantes de sus películas y sólo me gustó Espartaco. En lo que se refiere al cine independiente, mi conocimiento se reduce a un ciclo que hubo hace algunos años en La 2, que me sirvió para ver alguna peli interesante (Cómo ser John Malkovich, por ejemplo) y para descubrir que Lars von Trier me parece un rollista.
Todo este preámbulo viene a que, como sabéis, en Gijón hay un Festival de Cine independiente y la semana pasada tuve mi primer contacto con él (es triste decir que a mis años todavía no había ido nunca).
La cosa se inició cuando una de vosotros me dijo que le apetecía ir al Festival el viernes, y que por qué no íbamos a ver una coproducción franco-libanesa, en versión original (toma frikada gafapasta), en la que salía Catherine Deneuve, en la que además habría un coloquio con el director y que encima era gratis. "Vale", digo yo. Y allí nos dirigimos, a ver Je veux voir. Como era gratis, pensamos que podíamos entrar sin pasar por taquilla, pero no, hay que bajar a por la entrada. Cuando volvemos, encontramos que nos dieron las entradas equivocadas y que ni eran para esa sala, ni para esa peli, ni para esa sesión, ni para ese día. Pero al final nos dejaron entrar y nos dispusimos a ver la peli.
Resulta que se trata de un documental (o más bien un falso documental) sobre el Líbano que podría haber estado bien, pero que tenía varios defectos. Es muy lento, tiene diálogos que no aportan nada y muchos tiempos muertos. Si hubiera durado media hora menos quitando esos diálogos y esos tiempos muertos hubiera quedado un mediometraje soportable y ahora estaría diciendo que había que darle un Oscar al director. Pero como no, pues me quejo. Encima, en el coloquio la intérprete sabía lo justo de francés (hasta yo le pillé los fallos) y poco tirando a nada de cine (¿es mucho pedir que si trabajas de intérprete en un festival de cine tengas un mínimo barniz de cultura cinematográfica, aunque sólo sea para que no se te quede cara de póker cuando el director cite como influencia Hiroshima, mon amour?). Así que ante tal panorama, salimos huyendo.
No contento con esta experiencia, el sábado volví con otro de vosotros. No había entradas para la peli que queríamos, y fuimos a ver el encuentro con el director Cameron Jamie (un visionario, según muchos críticos), en el que se proyectarían dos de sus mediometrajes. Baste decir que la gente se iba antes de que acabara el primero, que por cierto era el más salvable, por lo menos su primera mitad. Os cuento con más detalle:
La primera peli se titulaba Jo, y duraba 42 minutos. Su primera mitad servía para mostrar de qué manera se instrumentaliza la figura de Juana de Arco en Francia desde diversos puntos de vista, que sí me pareció muy interesante. Sin embargo, la segunda parte era un concurso de comer perritos calientes, puesto al revés, supongo que para expresar lo inútil que es escribir guiones cuando basta con grabar a varios frikis comiendo perritos calientes y luego montarlo al revés. Y de la música de la peli, mejor no hablar.
La segunda película se titulaba The Neotoma Tape, y es una recopilación de vídeos de frikis montada para que dure sus buenos 57 minutos y que al sufrido espectador le parezcan una vida entera. En esta ¿película? se mezclaban tíos hablando de que han visto híbridos de perro y conejo con otros que aseguran que pueden comunicarse con los extraterrestres y algún videoclip, incluyendo uno de Nirvana que evitó que me cortara las venas a mordiscos. La posible conversación sobre esto pudo ser así (algunas cosas no se dijeron, pero podrían haberse dicho, y no indico quién pronunció las que sí se dijeron porque son totalmente intercambiables):
- Ja, ja, ja (léase "Me río por no llorar").
- Con lo bien que estaba en casa durmiendo.
- ¿Pero qué me estás contando?
- ¿Esto qué es?
- ¿Qué clase de educación le dieron a este tío sus padres?
- Está bien claro: Sus padres no lo querían, los profesores le tenían manía y sus compañeros de instituto le pegaban.
- ¿Te imaginas ser la pareja de este tío y verlo todo el día montando estas cosas?
- Este tío no tiene pareja ni la tuvo nunca, fijo.
- ¿Por qué si lo hace este fulano es Arte y si lo hacemos nosotros es para Vídeos de Primera?
Y todo así. A veces apetecía rebelarse contra todo aquéllo, levantarse y gritar algo contra tanta tontería que cabreara a la concurrencia, como "Kubrick está sobrevalorado", pero era mejor no hacerlo ante el riesgo de que se nos echara encima una horda de furibundos gafapastas con ganas de venganza contra tamaña herejía.
Antes de que pregunte alguien, no nos fuimos antes porque para criticar primero hay que conocer lo que se critica. Y tenía muchas ganas de criticar estas "obras maestras" de Cameron Jamie.
Seguro que en el Festival hubo grandes películas, pero yo no acerté con ninguna.
Un abrazo.

miércoles, noviembre 19, 2008

Ten cuidado

- Ten cuidado, tío - dijo Joey -. Creo que el diablo está muerto.
Mike soltó el pomo de la puerta y se dio la vuelta. "¿Qué está diciendo este yonki?", se preguntó. Miró al fulano que había dicho estas palabras sin sentido y lo vio sentado en el suelo, con la espalda apoyada en la pared, y con la mirada perdida y las pupilas dilatadas. También había un jeringuilla tirada a su lado y una goma todavía alrededor de su brazo izquierdo. La verdad, estaba hecho un pingajo.
- Ten cuidado, tío - repitió Joey -. Sabes que me preocupo por ti - tomó aire mientras se regocijaba en el bienestar que le producía la dosis y añadió -. Porque eres un buen amigo.
Mike salió del sucio apartamento sin decir nada. "Un buen amigo", pensó. "Sí, soy un amigo cojonudo. Nos conocemos desde que teníamos cinco años y ahora soy el que te vende la heroína. Pero eres el único al que se la llevo a casa".
Pensaba todo esto mientras salía de un edificio viejo y sórdido. Detrás de cualquiera de las puertas que se asomaban al pasillo podría estar sucediendo una escena tan patética como la del apartamento de Joey.
Mike salió a la calle y vio todo lo que odiaba de su viejo barrio: Edificios viejos, coches abandonados, chavales tirados todo el día en la calle... Un suburbio más. Por eso no le gustaba volver.
Se acercó a su coche y antes de subirse deslizó un billete en la mano del chico que se había quedado vigilándolo.
- Gracias, Mike - dijo el chaval, de no más de doce años, antes de preguntar -. ¿Seguro que no te apetece nada?
- Seguro - respondió Mike -. Lo que yo vendo es mejor.
Condujo hasta su piso en una zona elegante de la ciudad. Donde nadie recordaba que él había sido un niño hace no tanto tiempo. Donde no tenía que ir a casa de nadie, sino que eran los demás los que iban a la suya. Donde él era el que lo conseguía todo y por eso todos comían de su mano.
Llegó a la puerta de su vivienda y sacó la llave. Entonces alguien le habló.
- ¿Eres Mike Turner? - preguntó un hombre de unos cuarenta y tantos.
Mike lo miró antes de responder con otra pregunta.
- ¿Quién quiere saberlo?
Esta pregunta no tenía más utilidad que la de ganar tiempo. Si Mike Turner había durado hasta ahora en este negocio es porque sabía calibrar a la gente con una sola mirada. Y este tío no parecía peligroso. Parecía un perdedor, sí, pero no parecía peligroso. Y desde luego no era un poli.
- Un cliente - respondió el hombre.
Mike no solía vender a alguien a quien no conocía, a no ser que fuera amigo de otro buen cliente, así que quiso hacerse el loco y decirle que se equivocaba de persona, pero ese tipo añadió.
- Susie Mitchells me habló de ti. Creo que es una buena clienta tuya.
Mike la recordaba, claro. Dieciocho o diecinueve años, muy guapa, y dispuesta a cualquier cosa por una dosis; cómo olvidarla.
- Sí, es clienta mía. - dijo al fin.
Seguro de que este tío sólo quería probar algo nuevo en plena crisis de madurez, Mike le hizo pasar al piso.
- Quiero tu mejor mercancía. - dijo el hombre.
- Igual que Susie. - respondió Mike con una sorna chulesca.
Entonces Mike cometió un grave error. Dio la espalda a ese desconocido mientras buscaba en un cajón.
Comprendió su equivocación cuando sintió el frío cañón de un arma al apoyarse en su nuca y oyó el inconfundible sonido de un revólver del calibre 38 al ser amartillado.
- Susie era mi hija, cabrón - dijo el hombre -. Y murió de sobredosis por la mierda que tú le vendiste - y entonces añadió -. Tú eres el diablo. Y estás muerto.

jueves, noviembre 13, 2008

In memoriam: Rocky (2003-2008)


"Rocky ya no vive aquí".
Con ésta frase me dijo mi madre esta mañana (escribo el día 13 de noviembre, aunque este texto tardará algunos días en colgarse) que el perro había muerto de madrugada. No voy a mentir. Rocky y yo nunca tuvimos una relación especialmente cordial. A mí ni siquiera me gustan los animales. Pero bueno, me había acostumbrado a él.
Era revoltoso, bastante ladrador y en los últimos tiempos se había vuelto algo agresivo e impredecible, y ya no podíamos dejarlo demasiado tiempo solo en casa porque siempre se las arreglaba para hacer alguna pifia. Pero era la mascota de mi familia.
Y, pese a que llegó a casa de manera casual y a que nunca quisimos tener un perro, lo tratamos bastante bien. Así que no murió por estar mal cuidado, sino por la negligencia de la veterinaria, pero eso es otra historia.
Así que si alguno de vosotros va a buscarme a casa a partir de ahora, que sepa que ya puede llamar al timbre, porque ningún perro va a ponerse a ladrar, impidiéndome escuchar lo que me decís desde abajo. Y ya no va a haber ningún bicho que moleste a las visitas en mi casa.
Porque ya no hay un perro en mi casa.

martes, noviembre 11, 2008

Un paso atrás en el tiempo

El sábado cogí el autobús para ir a casa de uno de vosotros y reunirme allí con algunos de mis amigos. Y cuando me subí me encontré, sentados juntos, aunque ellos no se conocían entre sí, a dos personas que yo sí conocía. Uno era un chaval que había sido amigo mío en el colegio del que salí hace trece años. La otra, una jovencita (creo recordar que de sólo 23 años) que estudió guitarra conmigo hace mucho tiempo (dejé las clases cuando yo tenía 19 años y calculo que ella unos 15). El saludo fue muy breve, "hola" y ya está. Normal, hace mucho que no nos veíamos.
Al día siguiente subí al trastero para buscar unas botas y encontré una vieja caja de zapatos. La abrí, y dentro de ella encontré unos dibujos en papel cebolla, recortados y colocados en unos marcos de plástico para poder usarlos en un proyector de diapositivas. Esos dibujos eran para un trabajo que yo había hecho hace muchos años con el chaval que había visto la noche anterior y con otros amigos más de aquella época (afortunadamente aún me queda alguno de ellos, y creo que me estará leyendo). Traté de recordar los nombres de los chavales con los que había hecho ese trabajo y no me costó tanto como esperaba. Tal vez, dentro de otros trece o catorce años tenga más problemas para hacerlo.
Entonces me di cuenta de una cosa. A medida que crecemos, que maduramos, que nos hacemos más viejos, tenemos que elegir un camino u otro. Y a veces, eso supone dejar atrás a ciertas personas.
Por eso valoro vuesta amistad, porque no sé cuánto va a durar. Porque no sé cuándo alguno de nosotros va a cambiar su camino y vamos a estar demasiado lejos o demasiado ocupados para seguir juntos.
Un abrazo.
P. D.: Hay días en los que uno está más bajo que otros, y salen cosas como ésta. Mañana volveremos a estar a tope.

miércoles, noviembre 05, 2008

Momentos históricos

Muy buenas, queridos lectores.
Después de que el sábado este blog cumpliera dos años suelto por el ciberespacio, hoy quería comentaros un par de cosillas muy diferentes entre sí. La primera es evidente. Que en Estados Unidos ganó Obama. Se abre una nueva época que, espero, hará que nos olvidemos de todo lo malo que hizo Bush. Aparte, claro, del hecho de que estamos ante un momento histórico, sobre todo si tenemos en cuenta que en la primera mitad de los años sesenta, los negros ni siquiera podían ir a la Universidad.
El segundo tema del que os quería hablar es muy diferente. Es cinematográfico. Resulta que el lunes fui con una de vosotros a ver El niño del pijama de rayas. Y es una peli muy recomendable. Es dura y tiene un final muy triste (como una magdalena lloraba mi acompañante, fijaos lo que os digo), pero está muy bien. En cierto modo, se puede relacionar con La vida es bella, por aquello de la visión que tienen los niños de las cosas más horribles, hasta el punto de llegar a verlas como un juego.
Pero en esta película hay otra cosa que creo que pasó bastante desapercibida: el poder de la propaganda. Sí, porque resulta que la hermana del prota pasa de ser una niña repipi pero soportable a ser una nazi odiosa gracias a la propaganda a la que la somenten, y pasa de tener su habitación llena de muñecas de porcelana a tenerla llena de carteles de Hitler. Y eso creo que es algo que podemos destacar de la película.
Bueno, pues por hoy ya está bien, que tengo algo de lío. Resumiendo: recordad que empieza una nueva era e id a ver El niño del pijama de rayas.
Un abrazo.