miércoles, abril 23, 2008

En un lugar de La Mancha...

Siendo hoy el día que es, el tema es bastante evidente. Hoy quería hablar del que sin duda es el mejor libro jamás escrito: Don Quijote de La Mancha. Y creedme, sé de lo que hablo. Lo he leído tres veces, y pienso leerlo algunas más. Y tampoco soy de los que dicen que es el mejor libro porque no conocen otros con los que comparar. También he leído unos cuantos más [aquí se incluía un texto sobre todo lo que llevo leído hasta el día de hoy, pero decidí no colgarlo porque era muy largo y demasiado pedante; con deciros que empezaba diciendo "Luché junto a Aquiles a las puertas de Troya..."].
Acerca de El Quijote hay un par de tópicos que a mí, personalmente, siempre me han resultado absurdos. Sobre todo porque suelen estar en boca de gente que no se lo ha leído. Por eso me gustaría empezar intentando desmentirlos.
- Es un libro aburrido. Alguien que se lo haya leído no podría nunca decir tal cosa. Es justo lo contrario, uno de los libros más divertidos que se han escrito jamás. Sólo pensemos que se trata de la historia de un tipo al que se le va la cabeza y se pone a recorrer el monte con la armadura de su bisabuelo. Es como si ahora mismo alguno de nosotros saliera a la calle con un uniforme de la guerra de Cuba. Y encima el tío se dedica a tratar de salvar a la gente, incluso cuando no lo necesitan. La gracia es que él creía que lo que había leído en las novelas de caballerías era cierto, y actuaba en consecuencia (si os dais cuenta, salvando las distancias, lo de Don Quijote viene a ser parecido a lo que se dice, aunque sea falso, sobre que jugar a ciertos juegos o escuchar determinada música provoca conductas un tanto... excéntricas).
- Es un libro difícil. Otro tópico falso. Normalmente esta afirmación se apoya en la idea de que es un libro escrito en castellano antiguo. Pero es que no es así. En castellano antiguo habla Don Quijote, porque habla como en las novelas de caballerías. Los demás personajes del libro no, hablan casi como nosotros. Sobre si es difícil, sinceramente, me parece mucho más difícil y más denso El Señor de los Anillos, que se puede tirar cinco páginas para describir la torre de un castillo. Pero lo lee mucha más gente y sin quejarse. Claro, como está de moda.
Total, que sobre este libro se dicen muchas cosas, pero no siempre se sabe lo que se dice.
Lo que sí me gustaría destacar es que al margen de si es o no un buen libro, es, sin duda, el libro que cualquiera debería leer antes de morirse. Porque muchos de los temas que trata son intemporales. Entre ellos, el de las relaciones humanas.
La relación que se establece entre Don Quijote y Sancho va mucho más allá de la típica de amo y vasallo. Al final es una relación de amistad, en la que Sancho asume muchas de las cosas que cuenta Don Quijote. Al final, Sancho ya no es la voz de la razón o del sentido común. Es la voz del que cree a quien está a su lado aunque eso suponga aceptar lo que no puede ver. Al final, Sancho es más idealista que Don Quijote. Pero sobre todo esto se han escrito ya miles de páginas, no voy a descubrir nada.
Por último, me gustaría recordar el final del libro. La muerte de Alonso Quijano. Porque el que muere es Alonso Quijano, el hombre sensato. Ya no creía que era el caballero andante, ya no pensaba que se enfrentaba a gigantes ni a hechiceros. Era el mismo tipo corriente de ese lugar de cuyo nombre no quería acordarse el autor. Por eso siempre digo que muere Alonso Quijano, pero Don Quijote no puede morir.
Porque Don Quijote es fantasía.

miércoles, abril 16, 2008

Levantando acta

La verdad es que sobran temas sobre los que escribir. El lunes, como sabéis, se conmemoró la proclamación de la II República. No escribí sobre ella porque ya lo hice los dos años anteriores. También se presento oficialmente el nuevo Gobierno. Y encima hoy es el cumpleaños del Papa.
Además, en una entrevista que le hicieron hoy en la Cadena Ser de Gijón al actor que estaba dentro del disfraz de Don Pimpón en Barrio Sésamo, muchos de los que veíamos ese programa en nuestra tierna infancia descubrimos la respuesta a una pregunta que nos tenía intrigados: ¿Qué era ese personaje, un búho, un bicho raro en general o qué? Según el actor, el disfraz se hizo a partir de fotos de él mismo, es él pero en gordo (vale, es una chorrada, pero me llamó la atención).
Pero en realidad, hoy no quiero hablar de ninguno de esos temas, sino de un libro (antes del texto de la semana que viene, que también irá sobre libros, que para eso es su día). El libro que tengo encima de mi escritorio en este momento. Concretamente éste:

Se trata de las actas de una serie de conferencias que hubo hace ahora justo tres años en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Oviedo. Supongo que Pedro recordará cómo lo arrastré a una de dichas conferencias. Este tomo fue coordinado por los tres estudiantes que organizaron las jornadas y a los que debo que llegara a mis manos, porque, muy amablemente, mis tres colegas me guardaron una copia, que llegó ayer a mis manos gracias a Valentín.
Pero no quiero hablar ni de las jornadas en sí, ni de los ocho ponentes (de los cuales sólo seis dieron los textos de sus conferencias para que se publicaran), sino de los tres organizadores, a los que yo no conozco por sus nombres, sino que para mí son Valen, el "Salas" y Nachón. Los tres estudiantes todavía sin licenciar que lucharon por sacar todo esto adelante, por conseguir que estas conferencias llenaran un vacío en la formación de los estudiantes de Historia.
Supongo que ahora que las actas ven la luz se sentirán satisfechos por el trabajo bien hecho. Y supongo que todo el esfuerzo habrá valido la pena. Y recuerdo aquellas conferencias, organizadas con entusiasmo y esfuerzo por mis amigos, que tan bien salieron. Recuerdo las ganas que demostraban a cada paso que daban. Las ganas propias de quien cree en lo que hace. De quien ama lo que hace.
Ahora que el esfuerzo de estos tres que ahora son ya arqueólogos profesionales se ha visto recompensado con este libro, no me queda otra que darles la enhorabuena por haberlo hecho posible. Y agradecerles que nos hayan dado la oportunidad de volver a disfrutar aquellas estupendas conferencias.
Un abrazo, amigos.

sábado, abril 12, 2008

Atrapados en la red (II)

El título significa que, a medida que por internet siga encontrando cosas que me llamen la atención, seguiré contándolo.
Resulta que cuando uno tiene algún momento libre, nada mejor que hacer y un ordenador con conexión a internet a mano, puede dedicarse a buscar muchas cosas, algunas normales, y otras no tanto. Por ejemplo, de vez en cuando me da por buscar información sobre los escritores que me gustan. Y así, ayer mismo, buscando información sobre Javier Marías, encontré una página en la que se califica su literatura de "estafa editorial". Después, sacando de contexto un ingente número de citas de sus obras, se dice que no escribe bien o incluso que no se le entiende (esto puede que en muchos casos sea verdad, pero sobre todo porque cada vez hay más gente que no entiende lo que lee, como, me parece a mí, el autor de dicho artículo).
Todo esto sobre Marías, Académico de la Lengua y muchas veces mencionado como un posible Nobel dentro de relativamente poco tiempo, me recuerda mucho a todos esos críticos (léase, "escritores frustrados") que se meten con todo lo que vende aunque no lo hayan leído. O que se meten con los escritores que cuentan historias, pero que luego nos venden la moto de que lo que mola ahora es el rollo del proyecto Nocilla. Que a mí, desde mi humilde opinión que comparto conmigo mismo y con mi mecanismo, me parece una puñetera mierda, porque no son más que retazos sin ánimo de contar nada. O sin capacidad para hacerlo.
Pero no siempre busco por internet cosas serias. A veces me da por buscar cosas que me gustaban hace años. Así busqué información sobre las series que veía de pequeño, ya sabéis, las que vimos todos: Los Caballeros del Zodiaco, Chicho Terremoto, El coche fantástico, El Equipo A, MacGyver (recuerdos para Patty y Shelma), Oliver y Benji... Cuando ya había buscado sobre todas las que veía, busqué también sobre las que no veía pero que sabía que existían. Y así busqué sobre Los Pitufos. Y flipé. Porque en una página encontré a un fulano que aseguraba que eran... ¡¡¡satánicos!!! Sí. Los Pitufos. Con lo majos que parecían. Especialmente llamativa es la leyenda urbana según la cual un muñeco de Papá Pitufo mató a un crío. Desde que la leí no veo igual al muñeco de Bart Simpson que tengo encima de mi escritorio. Creo que me mira mal, el jodío.
Y resulta que enlazando con esa página, encontré otra en la que se dice que en la música hay muchos grupos con mensajes subliminales de contenido satánico (todos sabemos que en el "Starway to Heaven" de Led Zeppellin los hay, pero, bueno, es que sus autores están un poco chiflados), entre ellos... ¡¡¡La Oreja de Van Gogh!!! Alucinante, colegas. Y lo más alucinante es que, según esta página, los de La Oreja de Van Gogh no sólo habrían incluido mensajes subliminales sólo escuchables si ponemos el disco al revés, sino que encima lo habrían hecho usando para ello giros propios del español latinoamericano (si no me creéis, entrad en esa página, el enlace a los artículos sobre subliminales está a la izquierda; y no tiene desperdicio).
La verdad, no sé si da risa o si da miedo.

viernes, abril 04, 2008

Menudo año

Muy buenas, queridos lectores. Hoy no tengo mucho tiempo, así que este texto tampoco va a ser demasiado largo.
Resulta que acabo de enterarme de que hoy hace exactamente cuarenta años que mataron a Martin Luther King.
Pero no es el único aniversario redondo de este año. También en 1968 fue la movida del Mayo francés. Aunque, gracias a Aznar, ya sabemos que no significó nada.
Se celebra también el centenario del nacimiento de la pensadora feminista Simone de Beauvoir, sobre la que algunas de vosotras me hicistéis largas disertaciones.
Doscientos años hace ya que se montó la Guerra de Independencia. Y por eso se publican libros de toda índole al respecto. Hasta César Vidal (que en realidad, de lo que sabe es de cristianismo primitivo) escribió algo sobre el tema; lo raro hubiera sido que no lo hiciera. Por cierto, espero con impaciencia saber si al final lo condenan a él y a otros de la COPE y El Mundo por decir que los médicos del hospital Severo Ochoa de Madrid andaban matando a la gente; a ver si los condenan y se enteran de que no todo vale.
Y el último aniversario redondo de este año son los treinta años de la Constitución. Treinta años ya, y parece que fue ayer. Si fuera persona, ya sería mileurista.
Seguid cuidándoos.