domingo, enero 28, 2007

Historia de clase (¿o era clase de Historia?)

Le gustaba su trabajo, por eso sonreía mientras hablaba. Hablaba con la seguridad de quien sabe lo que tiene que decir y con la humildad del que es consciente de lo mucho que todavía le queda por aprender. Todavía era joven, lo que era una ventaja delante de unos alumnos que lo veían como alguien cercano y un inconveniente delante de unos compañeros que lo consideraban un pobre pringao al que los chavales iban a comerse vivo. Sus brazos eran la prueba más evidente de que le gustaba el deporte, y gracias a ese deporte había logrado vencer a una incipiente barriga cervecera antes de que se convirtiera en una molesta compañera de viaje. Sus ojos, siempre atentos a la realidad que le rodeaba, apenas se fijaban en unas notas que estaban en su mano izquierda, más como seguro ante un caso de duda que como una herramienta utilizada con asiduidad (de hecho, siempre había odiado a los profesores que leen las clases en lugar de darlas).
Los chavales le prestaban atención. Extrañamente, algunos habían terminado por apreciar algo a ese chaval que podría ser el hermano mayor de cualquiera de ellos. Incluso unos cuantos querían saber cómo acababa eso que les estaba contando (algo sobre una guerra, creían entender).
Una chica, vestida como si en vez de estar en un aula estuviera en un bar de moda, interrumpió al profesor levantando la mano y realizó una pregunta, de respuesta más fácil de lo que parecía, tanto que no exigió que los ojos del joven bajaran a los apuntes de la mano izquierda.
"Un punto a favor", pensó él.
Pero de pronto el sueño se fue al traste. Frío e insistente sonaba un pasodoble como tono de llamada de un teléfono móvil depositado distraídamente sobre la mesa del profesor.
"Mierda", pensó, "he vuelto a confundir el móvil de mi madre con el mío".
Las risitas cómplices de los alumnos le indicaban que ya no lo veían como su hermano mayor, sino como el abuelo al que consideraban anticuado e inútil. Un abuelo de 28 años.
En el vecino servicio sonó una cisterna, y a él le pareció una metáfora de lo que acababa de pasar.

domingo, enero 21, 2007

El que la hace la paga... pero no siempre

Después de ver la polémica que se crea cuando hablo de política, creo que lo mejor va a ser que deje esos temas durante un tiempo. Por eso, ahora voy a hablar de un tema que también va a traer cola y del que se lleva hablando bastante tiempo: el encarcelamiento de Farruquito por haber atropellado (y matado) a un hombre.
En primer lugar, me gustaría decir que creo que el que comete un delito debe ser castigado siempre y con arreglo a las leyes. Pero en este caso, a lo mejor no se hizo como creo que debería hacerse. Me explico: Creo que sí debe ser juzgado y condenado puesto que cometió un crimen, pero no estoy del todo seguro de que su castigo sea el que corresponde. Porque ya he perdido la cuenta de las veces en las que he visto a gente salir por la tele llorando porque algún cenutrio atropelló a su hijo (o marido o padre o lo que sea) y sólo le pusieron una multa. Porque ya he perdido la cuenta de las veces en que por televisión he visto a alguien salir de la cárcel pese a haber cometido algún delito sólo amparándose en el hecho de que no tenía antecedentes, era el primer delito y demás trucos de abogados. Pero en este caso no pasó eso.
En este caso creo que se quiso dar ejemplo al condenar a un famoso. Y además, en este caso con un agravante: pasándose por el forro la presunción de inocencia, fue "juzgado y condenado" en docenas de programas de televisión en los que se le crucificó mediáticamente. Cometió un error y debe pagar por él, pero eso no significa que deba ser tratado como él lo fue en esos programas.
Sé que alguno de vosotros me dirá que Farruquito es gitano y que, con arreglo a las leyes de su pueblo, debería ser castigado con una dureza aún mayor. Pero eso me da igual. No creo que eso justifique un castigo ejemplar.
Además, me da miedo pensar que dentro de unos años en programas como Aquí hay tomate y otros ejemplos del saprofitismo catódico más abyecto, se recordará cada año el día en que Farruquito mató a ese hombre, el día en que entró en la cárcel y el día en el que pase cualquier cosa relacionada con este caso.
Todo sea por el espectáculo.
Nota del autor: Ante los comentarios añadidos a este texto por uno de mis queridos lectores, repito algo que debí de expresar mal o de forma poco clara: Me parece bien que Farruquito sea condenado puesto que cometió un delito. De hecho creo que las condenas para esos delitos deberían ser todas de esa dureza. Lo que me molesta es que no sea así. Y si todos somos iguales ante la ley, a iguales delitos, las condenas deberían ser iguales.
Y no pido bendiciones para nadie porque no creo en esas cosas. Un abrazo a tod@s.

lunes, enero 15, 2007

Que alguien me lo explique

"¿Pensáis que vine a la tierra a traer la paz? No, os lo aseguro, sino más bien la división". Esta cita está recogida en un evangelio, en el de Lucas (capítulo 12, versículo 51; una cita similar está en Mateo, capítulo 10, versículo 34), y algo parecido deben de pensar los dirigentes del Partido Popular. En efecto, porque el sábado se negaron a participar en la manifestación contra el terrorismo que se celebró en Madrid. Lo grave del caso es que, además, lo hicieron después de que el lema de la susodicha manifestación se cambiara para incluir un concepto, el de libertad, que, decían, debía estar y no estaba en el lema original. Exigen que se incluya, y cuando se incluye, deciden no ir. Claro, si fueran no habría polémica.
Lo siento, pero no lo entiendo. No comprendo cómo es posible que se nieguen a participar en esa manifestación que debería unir a todos los demócratas, ni entiendo que la única asociación de víctimas que no participó fuera la, en teoría, mayoritaria. Pero esto tmapoco es raro, porque, como bien sabemos, es una asociación que hace lo que se le dicta desde las altas esferas del Partido Popular. Todas estas cosas hacen que me plantee una serie de cuestiones que me gustaría que alguien me explicara (a fin de cuentas, no soy más que un rojo desaliñado, un progre trasnochado, un marxista dogmático o un demagogo zapateril, que de todas esas formas he sido calificado, y no un serio hombre de orden).
La primera cuestión es cómo deberíamos tomarnos los demócratas las declaraciones xenófobas y amenazadoras que cierto periodista bastante cercano al PP dirigió a la comunidad ecuatoriana en España desde una emisora muy vinculada a la Conferencia Episcopal, declaraciones en las que les instaba a no ir a la manifestación del sábado.
La segunda cuestión y la tercera tal vez no tengan que ver directamente con este tema de las manifas, pero me parece interesante plantearlas, y además conjuntamente:
Si, como nos dicen hasta la saciedad, ETA nunca estuvo tan débil como durante el Gobierno de Aznar,¿cómo se puede aceptar que tuviera que ver con el 11-M, incluso, como se ha llegado a insinuar, totalmente en solitario? Y, si el Gobierno actual estaba pactando con los terroristas, ¿cómo se explica que se produjera el atentado de Barajas?
Que alguien me lo explique, por favor.

martes, enero 09, 2007

A falta de noticias de actualidad... un poco de ficción

Salió del cuarto de baño con el pelo todavía húmedo y entró en su dormitorio para coger algunas cosas antes de irse al trabajo. Se acercó a una pequeña mesa que estaba junto a la ventana y cogió un teléfono móvil que estaba sobre ella. Lo encendió y, cuando del aparato salieron tres pitidos que indicaban que ya estaba operativo, sus ojos se fueron hacia el otro teléfono móvil que estaba en la mesa. Ése que llevaba siete meses apagado.
Salió a la calle, la misma calle antaño desconocida que, a fuerza de ser transitada un día tras otro, era cada vez más familiar. Caminaba con paso lento y pausado, y, mientras lo hacía, miraba a su alrededor y se daba cuenta de que no había nada en ese lugar que le obligara a estar allí, mientras que había mil cosas que hacían que debiera estar en su ciudad natal. Sin embargo, estaba en este pequeño pueblo a mil kilómetros de casa.
Trató de recordar por qué se había ido. Los motivos estaban cada vez más difuminados en su memoria. Presión, sensación de agobio, la certeza de que, tras años de esfuerzos, aún le quedaba mucho para llegar a su destino... Todo esto y tal vez mil cosas más (o ninguna en realidad) habían hecho que, siete meses atrás, decidiera irse sin saber muy bien cuál era el lugar al que quería ir.
Sin decir nada a nadie, había salido una mañana, con algo de ropa, un poco de dinero y un móvil apagado en uno de los bolsillos de su cazadora, y había cogido un tren. Después de tres días viajando sin rumbo en trenes y autobuses, había llegado a este pueblo, pequeño y desconocido. Sólo había necesitado media hora para encontrar una pequeña pensión donde alojarse y una vieja ferretería en la que había un cartel en el que podía leerse "Se busca dependiente". En unos minutos, tenía todo lo que en ese momento necesitaba: un techo sobre su cabeza y una ocupación que le permitiera pagarlo durante el tiempo que decidiera quedarse allí.
Seguía caminando en dirección a la ferretería y pasó junto a una cabina telefónica, desde la que alguna vez llamaba a alguien (su antigua novia, su familia, algún amigo), para decir que no se preocuparan, que estaba bien, que era cuestión de tiempo que regresara a casa. Sólo hacía falta que todo en su cabeza volviera a ocupar su lugar.
¿Será hoy el día en que eso pase?

lunes, enero 01, 2007

Un dictador menos

Nota del autor: Para que quede claro lo mucho que quiero a mis lectores, me levanto de la cama el día de Año Nuevo para escribir algo, pese a que ya había escrito algo ayer, pero es que la actualidad es demasiado jugosa.
El sábado día 30 fue uno de esos días en que hay mucho material para los que escribimos blogs como éste, porque a primera hora de la mañana nos enteramos de dos noticias de alcance: el atentado de ETA y la ejecución de Sadam Hussein.
A estas alturas, todos esperábamos ya que Sadam acabara sus días colgado de una cuerda. Pero como no creo en la pena de muerte, considero que su ejecución fue un error histórico. En primer lugar, porque creo que habría sido mejor que pagara por sus crímenes en la cárcel durante muchos años. En segundo lugar, porque en plena fiesta musulmana, esto puede ser una fuente de inestabilidad en un Irak ya de por sí bastante convulso.
Y en tercer lugar, por la hipocresía que supone. Cuando Sadam Hussein era enemigo del régimen integrista iraní y un aliado contra la "amenaza comunista" en el contexto de la Guerra Fría, los Estados Unidos le apoyaron y le facilitaron el acceso a armamento de destrucción masiva. Cuando, posteriormente, se convirtió en un personaje incómodo y que dificultaba el acceso al petróleo, empezó a ser considerado una amenaza que debía ser eliminada.
Esto nos lleva a otra reflexión: Si un dictador ayuda a Estados Unidos de manera continuada, recibe apoyos y muere en la cama, como Pinochet. En caso de que no les apoye o deje de hacerlo, se bombardea su país, se expolia su patrimonio, se esquilma su petróleo y se mata a civiles.
Ése es el nuevo orden mundial.
Feliz año.